En México hay un viejo refrán: “Como te ven te tratan”. Refiere a la importancia de la imagen personal como elemento de éxito e incluso es una apología al clasismo de la sociedad mexicana. Sería mentira escribir que eso ha dejado de ser cierto; sin embargo, el objetivo de estas líneas no es abordar “la marca personal” tan de moda, sino más bien llevarlo al plano del gran concierto de naciones que jugamos en la economía global.

En términos generales, un inversionista busca mayores rendimientos y menores riesgos para maximizar sus inversiones.

Las inversiones de largo plazo normalmente ofrecen mayores rendimientos pero mayor riesgo, y viceversa; inversiones de corto plazo pueden tener menores rendimientos y riesgos, aunque las experiencias sugieren que esto no siempre es así. Por ello, los inversionistas buscan aquellos lugares en el mundo donde puedan garantizar su patrimonio, obteniendo mejores rendimientos por sus recursos, con un menor riesgo.

En su caso, una economía que ofrezca tasas de interés competitivas y, mucho más importante, certidumbre y niveles de riesgos manejables, tendrá mayores oportunidades de atraer inversiones.

La Inversión Extranjera Directa (IED, como se le conoce en el argot por sus siglas) es una buena medida de la confianza de los inversionistas en un país en el largo plazo. Según datos del Banco de México, en el primer trimestre de 2019 se captaron cerca de 12 mil 400 millones de dólares de IED; esto fue 6% menos que el registro del mismo periodo de 2018, y en el segundo trimestre de 2019 la IED fue apenas superior a 5 mil 700 millones de dólares, es decir, 37% menos que en el mismo periodo de 2018.

Por su parte, la inversión en cartera (una buena aproximación de la confianza que perciben los inversionistas en el corto plazo) ha mostrado también un comportamiento decreciente; en el primer trimestre de 2019 (último dato disponible) se observó una disminución de 1% respecto del mismo periodo en 2018.

Lo anterior significa que, de momento, México no está generando condiciones adecuadas para la atracción y/o retención de capitales productivos.

Como expresamos al principio, “como te ven te tratan”. El aparecer, en los primeros lugares de los diferentes índices y rankings elaborados por instituciones internacionales y ONGs, son elementos que nutren los niveles de certidumbre a una economía; las inversiones dependen del crecimiento económico y la generación de empleos formales.

Tan sólo en lo que va del año, hemos visto a México caer en prácticamente todos estos indicadores: del lugar 54 al 60 en el índice de Facilidad de Hacer Negocios (Doing Business) elaborado por el Banco Mundial; del 46 al 48 en Índice de Competitividad Global (The Global Competitiveness Index) del Foro Económico Mundial; del 97 al 99 en el Índice de Estado de Derecho (Rule of Law Index) del World Justice Project; y conservar el lugar 56 en el Índice de Innovación Global (Global Innovation Index) de la World Intellectual Property Organization.

Considerando que no esperamos un crecimiento para 2019 superior a 0.3% (de hecho, se espera un tercer trimestre negativo) y alrededor de 1% para 2020, es momento de adoptar una política contra cíclica para reactivar el crecimiento económico.

Una acción clave es dinamizar los sectores expansivos de la economía, como es el de la construcción y la vivienda que generan efectos multiplicadores. Celebramos que en el Paquete Económico 2020 se hayan incluido alrededor de 8 mil 700 millones de pesos para mantenimiento y reparaciones en carreteras y puentes; sin embargo, no es suficiente.

Recientemente se han anunciado algunas inversiones por parte de corporativos nacionales y extranjeros en infraestructura y energía, principalmente; el país requiere muchas más inversiones así, pero para ello, las empresas y capitales demandan un ambiente de negocios adecuado.

Si bien el desarrollo social y el bienestar han sido la prioridad durante esta administración, la mejor manera de lograr cambios significativos en este bienestar social es a través del empleo digno y bien remunerado, así como de mejorar la productividad.

Esto requiere inversión y la misma certidumbre, reglas justas y claras, Estado de derecho, justicia, objetivos bien delineados y acciones precisas.

Presidente de Consultores Internacionales, S.C.

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