Había una vez un tirano que vivía en un Palacio y al que las niñas, niños y adolescentes de su país no le interesaban. Nunca, en todos los años que lleva su mandato se ha ocupado de ellos ni de sus necesidades básicas. Jamás han sido uno de sus programas prioritarios.

Por el contrario, al final de su gobierno decidió desaparecer la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes, (SIPINNA); el Instituto Mexicano de la Juventud, (IMJUVE); y el Centro Nacional para la Salud de la Infancia y la Adolescencia.

Cabe destacar que al inicio de su mandato desapareció las estancias infantiles, aquellas que les permitía a los padres de familia trabajar o estudiar, mientras sus hijos estaban cuidados por personal capacitado.

No suficiente con ello, determinó eliminar el programa Escuelas de Tiempo Completo que permitía a las madres trabajadoras completar una jornada laboral con la confianza de que sus hijos e hijas estaban resguardos.

Las escuelas de tiempo completo, que en su mejor momento, sumaron 27 mil centros escolares que atendían a casi 4 millones de niñas y niños en el país. Escuelas que les permitían aprender inglés, tener alimento nutritivo, estar seguros y una mayor calidad en sus estudios.

Este tirano autoritario y controlador desde sus inicios ha tenido un desprecio de manera consistente por la niñez y la adolescencia, por eso su menosprecio al

SIPINNA, que se creó a raíz de un mandato de la Ley de los Derechos de la Niñez y de la Adolescencia. Un sistema en donde participan las gobernadoras y gobernadores del país; que obedece a una recomendación de Naciones Unidas, y que ha tenido una tarea muy importante a favor de más de 40 millones de niñas, niños y adolescentes del país.

Despreciar o desconocer la existencia del SIPINNA es verdaderamente criminal e inaceptable, le han dicho al tirano. Sin embargo a él no le interesa, porque bajo la excusa de que es un gasto oneroso, prefiere desaparecerlos y enviar los recursos públicos erogados a la construcción de sus obras faraónicas que hasta ahora no funcionan.

Al tirano no le importa que en su nación se produzca el 65 por ciento de la pornografía infantil que circula en todo el mundo, y que ocupe el deshonroso segundo lugar en turismo sexual infantil; sumado a delitos de ciberacoso.

Tampoco le interesa que diariamente una niña sea asesinada en nuestro país, o que de cada mil casos de violencia sexual contra menores en el país, solo 100 se denuncian; ni los 30 o 35 mil menores reclutados por el crimen organizado como punteros, halcones, o bien, sicarios; lo que resulta un fenómeno de gran riesgo y peligrosidad.

Al indolente tirano le es insignificante que la cartilla de vacunación infantil esté incompleta, pese a que enfermedades como el sarampión o la viruela estén resurgiendo.

Ya falta menos para que esta tiranía termine y las niñas, niños y adolescentes sean reconocidos como sujetos de derechos y se les garantice su interés superior.

“Derribar y destruir es muy fácil. Los héroes son aquellos que construyen y trabajan por la paz”. (Nelson Mandela)

Senadora de la República

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