A finales de los años 70, cuando no había internet ni redes sociales, un álbum podía cambiar al mundo. La coronación planetaria del disco de 1979, Parallel lines de Blondie, ocurrió en Los Ángeles en dos lugares: El concierto en el Teatro Griego y la celebración en la discoteca Fiorucci.

Algunos mexicanos responsables del lanzamiento del vinilo en México (como Ricardo Garciadiego), fueron invitados por la disquera Chrysalis y compartieron limusina con artistas internacionales como Tin Finn, cantante de Los Split Enz.

Ya en LA, en las oficinas de la disquera, Debbie Harry pidió para asistir un tanque de guerra. El dueño de la disquera dijo tajante: consigan el tanque. Luego del concierto que abrió Rock Pile, de Nick Lowe, un convoy enfiló a la fiesta. Los mexicanos Walter Schmith y Rubén Sano quedaron petrificados cuando en la discoteca Ray Manzarek de The Doors los saludó de mano con euforia. Vino y buena comida (camarones del tamaño de una mano) compartieron con Ivonne Elliman, The Damned y varias estrellas más del punk angelino celebraban.

Sólo 500 invitados con boleto en mano; ni uno más, por cuestiones de seguro. Mientras tanto, en el hotel Tropicana, Nick Lowe invitaba a su boda a todos los huéspedes en el mítico lugar de rock obligatorio para músicos. Ahí pasaron la noche Ricardo Garciadiego, Walter y Rubén. Otros dos nacionales marros durmieron en el suelo para ahorrarse lo del hospedaje (no se dicen sus nombres para proteger a los indecentes).

Era 1979, tiempos de perderse viendo en el cine A través de la puerta verde y Garganta profunda; pero lo que más llamaba la atención era el estreno de Alien en el Teatro Egipcio. Hasta ahí se enfilaron Garciadiego, Walter y Rubén, para ser asustados sin piedad, porque no se conocía eso de El octavo pasajero.

Después de esas rockaventuras y de cargar cajas de vinilos cortesía de Chrysalis, vino el regreso con gloria. Pasó el tiempo y el rock and roll puso a todos en su lugar. Sin embargo, años después, Piro Tendas, cantante de Ritmo Peligroso, oyó alguna vez la historia protagonizada básicamente por Ricardo Garciadiego y sus invitados. No lo pensó y la hizo suya (como Alex Lora con el “Metro Balderas” de Rockdrigo), hasta que un día se encontró cara a cara con el mismísimo Garciadiego. Se miraron frente a frente y Ricardo le reclamó.

Quien sabe que se habrán dicho. Se carcajearon y quedaron después como grandes amigos. Los que recuerdan el incidente no fueron pocos, pero siempre sonríen con la anécdota. Blondie a pesar de altas y bajas, nunca ha dejado de sacar éxitos (“Maria”, por ejemplo), lo mismo que discos memorables. Por cierto, recientemente estuvo en Guadalajara y su última visita en la CDMX fue en el Pepsi Center, hace unos días.

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