Con tres ediciones de “Cuentos y fábulas” (2011, 2014 y 2016), con una esmerada edición cosmopolita, los músicos y experimentalistas de Luz de Riada lanzan ahora su nuevo álbum titulado “Rizoma”, hecho en la Republica Checa, con la colaboración de músicos de renombre como Pat Masteloto, que ha trabajado con King Crimson, Stick Men y Mr Mister y Matías Olson, que ha alineado con Anglagard, Molesome y The Devils Staircase, orquestados por el supremo faraón de la electrónica en México, Ramsés Luna, auxiliado en el bajo eléctrico por Luis Nasser, la batería y las percusiones electrónicas de Sergio Aldama, que dan preponderancia electrónica al saxofón sintético, composición y la voz solista de Luna.

Como bonus en el sonido de Luz de Riada están las guitarras de Tim McCaskey y Enoc Jiménez.

El soporte de importantes estudios de grabación remite al oyente a prestigiados recintos del disco en el Subliminal de Chicago, la ciudad de Austin, Texas, y latitudes como Estocolmo, con añadiduras en Brasil y Aguascalientes (los estudios de La Veladora), donde el colosal Armando Palomas prestó su voz para Verseada, además de la de María Lucia del Farra (poetisa brasileña) y la voz prestada por Floriano Martins, para una inspiración de resonancia.

El audio, edición y posproducción estuvo a cargo del experimentado, Edgar Arrellín, siempre una garantía a la hora de que las cosas suenen lo mejor posible. Verlos dentro de unos días en la inauguración del nuevo Foro Alicia, que estrena instalaciones por el rumbo de Santa María la rockera, será toda una experiencia.

Antes del aterrizaje en El Alicia, la banda internacional mexicana realizó una pequeña gira de directos en Chile, Argentina y México, para dar una probada de su poderío en el progresivo de jazz fusión experimental, con lo cual su sonido crece y se multiplica.

Los fanáticos del sonido digital y el vinilo, también contarán con una edición especial que será lanzada en abril, que está dedicada con esquemas rítmicos audaces, de una fusión que asume varios bosquejos sónicos, de los que muy pocos pueden presumir.

Por las razones anteriores, no se alcanza a explicar cómo las transnacionales del disco, que siguen amagando con ya no vender producto físico, muestren oídos sordos a este tipo de proyectos, que son moneda corriente en el mundo, mientras que aquí hacen esfuerzos megalomaniacos para promover basura repetitivita, como el reggaetón y mucha de la infame música de banda, disfrazada de regional, que rifa con los diversos iletrados que se conforman con poco de lo mismo.

Para colmo, no hay prácticamente alguna estación radial que promueva aquí esta clase de audacias sonoras, bajo ningún patrón de esquemas de, ya no digamos buen gusto, sino para ir de la mano con la vanguardia musical, que tiene públicos específicos en varias partes del mundo. En este sentido, la experimentación de los sonidos que consigue Luz de Riada, es de lo mejor para competir con los grandes nombres del género.

Plataformas de peso como Spotify, dedicadas a rescatar grupos con propuestas audaces y diferentes, con evoluciones muy apreciadas en otras latitudes, ponen a disposición de los oyentes, de los que buscan algo disímil en el panorama, las propuestas de este tipo de sonidos, cuyo único problema, es haberse equivocado de comarca para mostrar su calidad.

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