De algo sirvieron las muchas firmas recolectadas cada sábado, para declarar al Tianguis Cultural del Chopo Patrimonio Cultural Inmaterial de la ciudad, hecho que hizo frotarse las manos al actual jefe de Gobierno, Martí Batres Guadarrama, por los votos para la 4T, que pueda conseguir para el año de elecciones que entra.

No faltó un discreto contingente de acarreados selectos y aplaudidores, que se tomaron la foto y video, para presumir y ser parte de la historia, debidamente registrada en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México.

Donde muchos no están de acuerdo es en la territorialidad de ese espacio que divide Buenavista y la colonia Guerrero, antes santuario del vinilo, y ahora de culto a los jeans deshilachados, playeras, tenis, chucherías y estoperoles en expansión.

Todo mundo celebró, y más el escenario mutante de Radio Chopo, donde se presentan los sábados muchas bandas emergentes, que hacen recordar el título de la película de motociclistas proscritos de “Nacidos para Perder”.

Para llegar a ese status de cultura alternativa iniciada en los años 80, los asiduos de cada fin de semana a ese espacio contra cultural han enfrentado persecuciones, broncas, desalojos y aumento sustancial en la venta de discos a manos de maliciosos marchantes y revendedores de ilusiones perdidas.

A decir de algunos cuantos que pidieron anonimato, afirman con sorna que próximamente el Chopo otorgará pensiones a muchos puesteros.

El evento de la declaratoria oficial reunió a funcionarios de la ciudad como el secretario de Gobierno, Ricardo Ruiz Suárez; la secretaria de Cultura, Claudia Curiel de Icaza; el secretario de Desarrollo Económico, Fadlala Akabani, el director general de Gestión Institucional y Cooperación Cultural de la Secretaría de Cultura, Jorge Muciño Arias; el presidente de la Asociación Tianguis Cultural el Chopo, A.C. Felipe Santiago Victoriano, y el secretario de Cultura de la Asociación Tianguis Cultural de El Chopo A.C., César Salas Romero.

Muchos seres invisibles, hasta ese momento, en donde sólo faltaron las notas del Himno nacional, porque los celulares registrando la historia no faltaron para presumir después, incluido el rollo poco creíble dedicado a la banda del propio Martí Batres, que jamás se había parado en el lugar.

En ese mismo terreno no está, por ejemplo, el sexto volumen del Rock Italiano Progressivo (Universal Music), recién aparecido del que sólo habían salido dos compilaciones, muy difíciles de conseguir y que ahora son moneda corriente en el barrio bravo, no lejos de ahí, donde opera La Mondra Records, especialistas en situaciones casi imposibles para conseguir replicas exactas a semejanza de los originales, que salen en un ojo y medio de la cara de coleccionistas de rarezas.

Estos discos, más conocidos en la CDMX que en la propia Italia, donde se manufacturaron, se consiguen por pedido al amparo de varias categorías: comunes, no fáciles de encontrar, con cierta dificultad, raros, muy paradójicos, casi imposibles de encontrar y dificilísimos.

Los que manejan emociones, que antes fueron vinilos, los checan en sus catálogos y los ofrecen a un precio justo; tomando en cuenta las réplicas de su arte original trasladado a disco compacto.

Cada semana brindan algo nuevo de catálogos inconclusos como el del “Rock Progressivo italiano” (Progressive Italia, editados por Universal Music), cuyos títulos pasaron de noche hace años por las propias disqueras italianas, que sólo conocen algunos pocos conjuntos.

La presunción con que se manejan géneros, estilos y escuelas son apabullantes; como ejemplo, bastan citar los más de 70 discos de Franco Battiato, que se ofertan a 20 pesos por álbum remasterizado en CD.

Así, hasta cuchilladas.

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