El distintivo por excelencia de nuestro régimen democrático es la participación de tres poderes independientes, es decir, ninguno se somete a otro. El Ejecutivo, en palabras de su actual titular, ha dejado de ser el poder de los poderes.                      

No obstante, siendo Morena mayoría en el Congreso, la influencia del Ejecutivo en el Legislativo resulta determinante. Referente al poder Judicial, la Suprema Corte de Justicia tradicionalmente se renueva escalonadamente, limitando a cada presidente el nominar durante su gestión a tres magistrados. Este sexenio atípico le otorga dos posiciones extra al Ejecutivo por las renuncias de los ministros Eduardo García Mora y Arturo Zaldívar, lo que le confiere amplias posibilidades de controlar al menos 4 de los 11 votos  emitidos por los respectivos ministros, que cuando menos deben sumar 8 votos para reformar o adicionar la Constitución, lo cual haría innecesario que Morena obtenga mayoría calificada en las próximas elecciones   para implementar el amenazante Plan C que pretende reformar la Constitución en septiembre próximo para que los ministros de la Corte sean electos por el voto popular. De consumarse esta posibilidad, entonces sí, el Ejecutivo se convertiría en el poder de los poderes.

Precisamente, para relevar al irresponsable desertor Arturo Zaldívar, AMLO envió una terna de tres mujeres morenistas de su gobierno, aduciendo que cumplen con los requisitos legales para ingresar a la Corte, aunque la oposición las ha acusado de nepotismo y de pertenecer al partido del mandatario. Una de ellas, hermana de la secretaria de Gobernación, otra, hermana del jefe de gobierno de la CDMX y la otra, consejera jurídica de la presidencia. Ora sí que fuera máscaras, la 4T avasalla, carro completo, ya no hay porque guardar las formas. Al ser rechazada la terna presentada, AMLO propondrá una segunda, para finalmente imponer una ministra a modo. Atención con Ernestina Godoy.

Por lo mismo, sorprende que la ministra Loretta Ortiz, incondicional probada del presidente López Obrador, se haya pronunciado contra la elección de ministros y jueces mediante el voto popular: “un perfil que aspire a llegar a la Corte debe contar con cualidades específicas, las cuales no pueden ser elegidas por los ciudadanos en las urnas”.

Y en ese no guardar las formas, por evitar provocaciones de enviados del conservadurismo en su afán por dañar la investidura presidencial, AMLO opta por no acercarse a los damnificados de Acapulco y a faltar a la inauguración del Centro de Rehabilitación Infantil Teletón Montaña de Guerrero, tras la irrupción de integrantes de la izquierdista Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación, arguyendo que se trata de un “grupo manipulado y penetrado por el conservadurismo”, o sea, en adelante el presidente tomará distancia del pueblo que tanto lo cuida y lo defiende, por culpa de conservadores provocadores en busca de conflicto.

López Obrador alista iniciativa al Poder Judicial proponiendo un tribunal interno que evalúe las acciones de jueces, magistrados y ministros, además de establecer la figura de revocación de mandato para dichos cargos. O sea, habría jueces de jueces.

Parece no haberse considerado la posibilidad de que sean rechazadas las ternas de subordinados para la Suprema Corte y el no votar por un congreso con mayoría de legisladores de Morena.

Analista. @Jose_Rubinstein

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