En su libro "Gracias", AMLO cuenta cómo simpatizaba con todos aquellos grupos y movimientos de izquierda, como el de 1968, y de varias organizaciones estudiantiles, incluso con grupos y personajes revolucionarios, si bien aclara que él no estaba de acuerdo con la violencia.
Escribe: "Nunca me planteé la vía armada, aunque la admiraba porque me parecía impulsada por el idealismo. ¿Cómo no respetar, por ejemplo, a guerrilleros mexicanos como Lucio Cabañas y Genaro Vázquez? ¿Cómo no admirar el idealismo y la congruencia del Che? Siento un profundo respeto por aquellos que optan por esa vía. Sin embargo no la comparto..."
Sobre el 68 dice: "Fue un movimiento de rechazo al autoritarismo del régimen y un reclamo por la falta de democracia".
Más adelante agrega: "En mi época de estudiante también ocurrió el golpe al periódico Excélsior, el 8 de julio de 1976. El presidente Luis Echeverría decidió silenciar ese diario independiente que dirigía con dignidad Julio Scherer García. Tampoco voy a olvidar que Miguel Ángel Granados Chapa, Froylán López Narváez y Heberto Castillo fueron al auditorio de Ciencias en la UNAM a exponer lo que había pasado, y a partir de entonces cada vez que había una marcha, al pasar por Bucareli y Reforma, donde está Excélsior, se coreaba la consigna ¡Prensa vendida!"
Evidentemente la pregunta que surge es, si comulgaba con esos movimientos, esas causas y admiraba a esos personajes, ¿qué hacía en el PRI justo desde el periodo de Echeverría, que era el principal adversario político de todos esos movimientos?
¿Por qué estuvo con Carlos Pellicer, senador priista en su campaña de 1994, y en la de Enrique González Pedrero en 1982? ¿Por qué fue maestro del Instituto de Formación Política del PRI e hizo su simplón himno (1983)?
¿Por qué estuvo en el PRI en todos esos años (16) e incluso se incorporó al gobierno de Miguel de la Madrid, sin cuestionar el fraude de Chihuahua de 1986, y el presidencial de 1988?
Él escribe: "Cuando inició el movimiento democrático encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas, decidí hacer a un lado mi situación personal y actuar también a partir de mis convicciones". Falso. El siguió militando en el PRI de Salinas, ya claramente neoliberal, y sólo lo abandonó cuando a fines de 1988 le rechazaron ser candidato a Macuspana por el tricolor (esa parte la omite).
¿Es eso compatible con las luchas sociales, estudiantiles y guerrilleras de esa época que dice haber admirado? Desde luego que no.
Lo que sucede es que AMLO es y ha sido siempre un farsante.
No fueron razones ideológicas lo que hicieron que abandonara el PRI y se incorporara al PRD: fue mero oportunismo político.
Desde luego, hoy trata de lavarse las manos diciendo que busca " democratizar" ese partido desde dentro: "Me tomé en serio la tarea de renovar a ese partido".
Y agrega más adelante: "Mucha gente que no me conoce piensa que como estuve en el PRI soy igual que los demás. Pero no, tengo mi propia historia; no soy un político tradicional y aunque fui dirigente del PRI, busqué la democracia y fui consecuente". Sí, claro, por eso sus sonoras "protestas" por los fraudes de '86 y '88. Y por eso tiene hoy a Manuel Bartlett y a Ignacio Ovalle a su lado.
Dice que algo que no le gustaba del PRI es que "el partido desempeñaba un papel básico en épocas de elecciones porque se constituía en una maquinaria electoral que justificaba la llegada del Gobierno". Justo lo que ocurre ahora en Morena.
Bueno, ahora que ya mucha gente lo conoce queda claro que sí es un priista tradicional, con genes del ancestro nacionalismo revolucionario, y que eso de ser demócrata, pues para nada. Morena no es tan distinto del PRI que según él quiso renovar, y más bien pretende regresar a ese régimen caduco. Y muchos con él.