En el debate entre aspirantes a la Presidencia de la República del pasado 28 de abril, a Xóchitl Gálvez se le vio mucho más segura de sí misma, más ella, muy propositiva, valiente, echada para adelante, crítica de la situación del país y de la responsabilidad que tiene la candidata oficial, sobre la tragedia que padece México y de la que ahora ofrece un “segundo piso”.
Xóchitl aprendió de su primer debate. Escuchó las críticas y exigencias de mucha gente de la sociedad civil, de analistas, columnistas, líderes empresariales y dirigentes de los partidos que la postulan, y las sopesó, las analizó, las asumió y las puso responsablemente en juego en el debate, consciente de que es México entero el que pesa sobre sus hombros.
Nuestra candidata opositora demostró sensibilidad y empatía con la gente que le pedía ser más positiva e incisiva en sus señalamientos a la “corcholata” oficial, y lo logró desde el primer momento dejando en claro que ella es la candidata del PAN, PRI, PRD y de millones de ciudadanos que la apoyan en su lucha por un México para todas y todos, unido, polarización.
En cambio, evidenció a Claudia Sheinbaum como candidata del “narcopartido” Morena, del narcopresidente AMLO, y que es, por lo mismo, “narcocandidata”, la candidata de las mentiras, que no se atreverá a investigar las corruptelas de los hijos de López Obrador ni de la zacatecana en Veracruz, Rocío Nahle.
Xóchitl fue muy clara en sus propuestas de combatir la inseguridad y la corrupción, y respetar el Estado de Derecho como condición para dar confianza a la iniciativa privada para que inviertan sin miedo, y así generar crecimiento económico y empleos bien pagados.
Se le vió muy convencida para ser la próxima primera mujer Presidenta de México.
En cambio, Claudia se mostró insensible, intolerante, irascible y vacilante, acorralada por los incesantes cuestionamientos de Xóchitl por las reiteradas mentiras como que “la gasolina no ha aumentado de precio”, que “hoy México está mejor que antes” o que “la deuda pública no ha incrementado en el gobierno de AMLO”.
Sheinbaum insiste en defender lo indefendible, los supuestos logros del gobierno, de su jefe político, quien le había reclamado no haberlo defendido en el primer debate.
Claudia no mostró ninguna empatía con víctimas del Colegio Rébsamen ni de la Línea 12 del Metro, 52 muertos en total. Y se centró en acusar falsamente de “corrupta” a su contrincante, y comprometerse a hacer lo que el gobierno obradorista debió haber hecho; pero que “ahora sí”, en los próximos 6 años, se realizarán. Por eso, la Sheinbaum perdió el debate.
Estoy seguro de que esa noche hubo un cambio sustancial, cualitativo, en la correlación de fuerzas.
La línea de ascenso, registrada días antes, con la que Xóchitl llegó al debate, se fortaleció y la colocó como presidenciable creíble, posible y real ganadora de la carrera por la titularidad del Ejecutivo.
Los focos rojos en Palacio Nacional se tornaron incandescentes esa noche dominical.
Por ello no debe descartarse que la delincuencia electoral —dirigida desde la Presidencia— redoble su actividad, fortalezca sus ataques contra Xóchitl y líderes opositores, y veamos una mayor actuación del crimen organizado para generar temor y crear un escenario de miedo, una estrategia de terror para que muchos candidatos y candidatas se retiren de la contienda, que la gente no salga a votar el 2 de junio, y se imponga no solo la estrategia de elecciones de Estado, sino narcoelecciones de Estado.
Afortunadamente, hay oposición y —en su conjunto— recobra nuevos bríos, hay ánimo de victoria en todo el país, especialmente en la CDMX, Puebla, Morelos, Veracruz, Guanajuato y Yucatán, así como en Chiapas, Jalisco y Tabasco donde está muy claro que la disputa presidencial se ha decantado entre dos mujeres y sus respectivas coaliciones.
No hay lugar para una “tercera vía”, cuyo candidato demostró ser esquirol a favor de Morena, en el debate.
Estoy convencido de que habrá una muy amplia participación de la sociedad el 2 de junio, sin miedo, y que el autoritarismo de corte dictatorial será derrotado... Por México.