Ajedrez y poesía ejercitan la memoria, entendida como capacidad para recordar lo aprendido poniéndolo en el campo iluminado de la conciencia. En sí, ésta no garantiza la excelencia, pero es una importante base de ideas y de datos. En ajedrez, ayuda a recordar los principios del juego, posiciones típicas y procedimientos que perfilan la eficacia y el éxito en la partida.

En 1997 Octavio Paz declaró: “Cada vez que la memoria trata de recordar algo, lo reinventa, nunca la reproducción es fiel, por fortuna la memoria es creadora”, lo que es evidente en ajedrez. Sobre la poesía agregó: “es la memoria de los pueblos, pero también es aquella zona secreta del alma de cada uno y del alma de los pueblos en la cual, de alguna manera muy oscura y muy ambigua, se perfila el futuro”. Incluso Jorge Luis Borges expresó: “Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos”. Aunque Gabriel García Márquez también opinó: “recordar es fácil para el que tiene memoria, olvidarse es difícil para el que tiene corazón”.

Javier Vargas
Javier Vargas
Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.
Google News

TEMAS RELACIONADOS