Las recientes encuestas publicadas en diferentes medios de comunicación dejan poco espacio a la interpretación: si se mantiene la inercia Claudia Sheinbaum será presidenta y ganará por un margen mayor al de AMLO en 2018. Esa es la fotografía de hoy.

La exjefa de gobierno se apega al guión y lo ejecuta. Recorre plazas, suma perfiles políticos a la causa morenista, tiene una pauta robusta en RRSS, recarga y reposa el discurso en los positivos del presidente, llama a la unidad política. En una nuez: no busca inventar el agua tibia.

Mucho se ha escrito y discutido ante la aparente soledad de Xóchitl Gálvez. Lo que cruza transversalmente a una campaña en vías de comenzar es la ausencia de discurso, de un para qué y de un cómo que trascienda el coyuntural intento de contraste con AMLO.

Para estar en la mente de los electores no basta con ir a diversos espacios. Se tiene que compartir un lenguaje y un objetivo. Lo puesto a disposición por parte de la representante de la oposición carece de asideros sociales y los resultados en términos de cobertura mediática, tracción en redes y clima al interior de los partidos son adversos.

Hay un reclamo creciente hacia la senadora panista respecto al poco entusiasmo que genera. Lo que destaca es que dichos llamados vienen de políticos, opinadores y organizaciones afines. Se instala como marco referencial de la comunicación de Gálvez el naufragar incluso antes de que comiencen formalmente las precampañas.

¿Qué implicaciones tiene para una campaña este tipo de circunstancias? Desde el contexto merman el financiamiento y el apoyo en especie. En lo político se comienzan a buscar culpables al interior de los partidos. En lo organizacional surgen discordias en los cuartos de guerra y a nivel territorial. En lo comunicacional los espacios en medios reproducen información negativa.

En la distancia que nos separa todavía de los comicios de junio de 2024, ¿es posible que las expresiones opositoras al obradorismo entren en un proceso de acumulación de fuerzas que les permita articular una oferta real? Sí, pues no existe una condición objetiva que se los impida. El primer gran desafío que tienen en el corto plazo consiste en construir las condiciones que los favorezcan para comenzar a existir en la discusión electoral con un sentido positivo.

Hoy la oposición tiene una sumatoria de acontecimientos extremos en términos de comunicación. Tomemos como referencia la encuesta elaborada por Buendía & Márquez publicada en El Universal, para evidenciar el tamaño de la problemática que tiene la oposición.

En la pregunta: “En caso de que no pudiera votar por la candidata o el candidato de su preferencia, ¿cuál sería su segunda opción de voto para Presidente de México?”, un 45% no tuvo respuesta y solo un 13% se inclinó por Xóchitl Gálvez. Es decir, para la mayoría el FAM ni siquiera es opción.

Hoy los partidos contrarios al proyecto de AMLO no apuntan a llenar fisura alguna de las que existen en el país. Parecen olvidar que conceptos y bienes como la justicia, la igualdad, el empoderamiento y desarrollo de capacidades para la ciudadanía continúan como un proceso inacabado y siempre en vías de desarrollo.

Desde la comunicación optan por utilizar los términos que son favorables para el morenismo. Por ejemplo, en el evento realizado el día domingo 8 de octubre en el WTC de la capital del país, algunos de los fraseos rescatados por las RRSS de la precandidata resaltaron por ahondar en las fortalezas de Morena. Palabras más, palabras menos, argumentó que tenían más dinero, más medios, más espectaculares… en consecuencia, más poder.

Nada de lo que ocurre en política es producto de la casualidad. Los electores forman, en la mayor cantidad de casos, opiniones a partir de emociones. Las dos que están sobre la superficie son opuestas: triunfalismo en Morena, zozobra en el FAM. Y tampoco es un secreto que muchos de los considerados indecisos votan al momento de llegar a la urna por quien consideran que tiene más posibilidades de ganar.

De no amainar la percepción de triunfo oficialista y continuar en una ruta de ascenso, la existencia de una oposición real enfrentaría un dilema que trasciende a la elección en sí porque ¿qué es hoy el FAM ante el dominio electoral de Morena? Nada. ¿Qué puede llegar a ser? Quizá algo.

Consultor en El Instituto.

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