En la mayoría de mis colaboraciones, menciono la palabra “profesionalización”; incluso, en la última entrega, una lectora me pidió ser más claro en ese concepto.

Según la Real Academia de la Lengua, la palabra “profesionalización” tiene este significado: Convertir a un aficionado en profesional. Podría traducirlo como ejercer una actividad con cierta responsabilidad y no sólo por gusto.

La uniría con otros conceptos: infraestructura, inversión, comunicación y comercialización.

Infraestructura. Invertir mucho más en una buena cobertura de internet, en los servicios de los mismos inmuebles.

Inversión y comunicación. Muchos deportes merecen más exposición en medios de comunicación, y algunos no logran tenerla debido a su poca inversión en tecnología y producción.

Comercialización. Una buena estrategia de patrocinios podría dejar dividendos importantes al deporte, y toman mucho más valor con la exposición del producto.

En ningún momento, he hablado de éxitos deportivos o títulos. Simplemente, del negocio y todo lo posible para que nuestro proyecto esté más cerca del éxito financiero y —por ende— del deportivo.

En resumen: Si construimos una marca poderosa, si tenemos finanzas sanas y si entregamos un buen servicio, el camino será poco sinuoso para el departamento responsable de este trabajo. Si los éxitos deportivos llegan, que sean la cereza en el pastel.

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