El 13 de diciembre de 2018, la Secretaría de Seguridad del Estado de México detuvo en Coatepec Harinas a Prócoro Hernández Morales, un sicario de la Familia Michoacana que actuaba bajo las órdenes de Patricio Velázquez Aguirre, apodado El Verde: el jefe regional de Texcaltitlán, Sultepec y Almoloya de Alquisiras.
En su teléfono celular, Prócoro tenía el video de la emboscada que sicarios de la Familia Michoacana le tendieron a elementos de la policía estatal en un paraje conocido como Camino al Salto, ubicado en Almoloya.
Era un video brutal cuya filtración causó revuelo. Los sicarios se grabaron antes del ataque, presentándose ante el público: “Saluda, pues, güey”, decía José Dámaso Alpízar, El 47, subjefe de plaza encargado de orquestar la agresión. Alpízar presentaba a los integrantes de la célula que esperaban el paso de los estatales: El Chivo, El Grillo, El Largo, El Bolas, El Niño…
Relataba, también, algunas de sus hazañas: unos habían asesinado a varios comunitarios, otros eran responsables del homicidio de un mando de seguridad.
“¡Ahora sí vamos por ti, comandante de la estatal!”, “Aquí va a ser el lugar de los hechos”, decía El 47.
En un video de dos minutos, en el que se dispararon cientos de tiros, se grabó la manera en que la camioneta de los estatales terminó volteada a un lado del camino. Cuatro agentes murieron esa tarde.
Prócoro relató que el ataque había sido ordenado en respuesta a que agentes estatales habían irrumpido en dos domicilios de El Verde.
El teléfono del sicario era una mina de oro. Contenía una red de vínculos en la que aparecían los colaboradores más importantes de Alpízar. En ese grupo aparecía, como una figura de tercer nivel, Rigoberto de la Sancha Santillán, El Payaso: sicario que ascendió tras la captura en 2020 de José Dámaso Alpízar, y quien fue asesinado el viernes pasado en el municipio de Texcaltitlán cuando agricultores de la comunidad de Texcapilla se hartaron de las extorsiones que los ahogaban y armados de machetes, hoces y viejas escopetas acabaron con la vida de 10 sicarios de la Familia Michoacana.
La detención de Prócoro Hernández en 2018, y al año siguiente la de Edgar Morales, El Largo, entregó a las autoridades los vínculos de más de 40 integrantes de la Familia Michoacana que se hallaban bajo las órdenes de El Verde, así como de su brazo derecho, Dámaso Alpízar: una célula que operaba desde entonces en la zona de Texcaltitlán y sus municipios aledaños: Sultepec, Almoloya de Alquisiras y Coatepec Harinas.
La célula actuaba desde el lejano 2013 bajo las órdenes del líder máximo de la Familia Michoacana, Johnny Hurtado Olascoaga, conocido como El Pez. El Verde le reportaba directamente a Medardo Hernández Vera, Lalo Mantecas, supuestamente asesinado en octubre de 2023.
En realidad, no hay sorpresa alguna en lo ocurrido el viernes pasado en Texcaltitlán, Estado de México. El pueblo llevaba más de una década bajo el asedio de los criminales, aunque fue durante el sexenio de AMLO cuando la extorsión se disparó como nunca.
Lo ocurrido en Texcaltitlán es lo mismo que está ocurriendo hoy mismo en decenas de municipios mexiquenses. Según reportes militares, la organización dirigida por Johnny Hurtado Olascoaga tiene presencia, entre otros municipios, en Nopaltepec, San Felipe del Progreso, El Oro, Villa Victoria, Villa Allende, Hueypoxtla, Tejupilco, Villa del Carbón, Tepotzotlán, Coacalco, Cuautitlán, Apaxco, Tepetlaoxtoc, Ixtapaluca, Tlalmanalco, Ecatzingo, Tonatico y Tlatlaya.
Opera también en Axapusco, San Martín de las Pirámides, Temascalcingo, Polotitlán, Soyaniquilpan, Timilpan, Jipilco, Tezoyuca, Sochitepec, Amecameca, Valle de Bravo y Zinacantepec.
No es todo. Su presencia se extiende a Zacualpan, Coatepec, Malinalco, Metepec, Tianguistenco, Ocoyoacac, Toluca, Tenango del Valle, Atenco, Texcoco, La Paz, Luvianos, Neza y Chimalhuacán.
Como dice el presidente en medio de risas: vamos bien y de buenas.