Luego de una revisión y análisis de la información disponible, en los últimos días vimos una tendencia de desaceleración de los viajes por vía aérea hacia nuestro país, particularmente del mercado norteamericano, segmento que representa alrededor de 60% del total y que, de marzo a mayo, reporta una contracción de más de 420 mil turistas con relación a los mismos meses del año pasado. Si se agrega la disminución en el volumen de viajeros residentes en Colombia, Reino Unido y Brasil, el descenso supera 520 mil turistas.

Las causas que explican este comportamiento son multifactoriales y una de ellas es el fortalecimiento del peso con relación al dólar estadounidense, pues, como es sabido, el valor de la moneda mexicana en los últimos 12 meses se ha apreciado un poco más de 15%. Las otras causas primarias que se identifican son la vuelta de los destinos competidores que durante la pandemia estuvieron cerrados o con restricciones de viajes; la falta de inversión en promoción turística, y la inseguridad percibida en algunos destinos, de acuerdo con lo que nos reportan los actores de la industria. Hay también otros factores que actúan como causas secundarias, como la incertidumbre que sigue derivándose del conflicto entre Rusia y Ucrania, con su impacto en la inflación global; las señales encontradas que emanan de la economía de EU, en la que prevalecerá durante varios meses más un entorno de elevadas tasas de interés, y las definiciones de la política de visado de México a países como Brasil y Ecuador. Todos estos elementos actúan de manera sinérgica.

En contraparte, conforme avanza el año, los viajes de los mexicanos al exterior muestran un consistente patrón de recuperación, luego de experimentar una larga y prolongada caída por la contingencia sanitaria. La suma de estos desplazamientos en los primeros cinco meses del año ya supera los niveles registrados en el mismo periodo de 2019, aunque sea marginalmente. Para mayo de 2023 se reporta un aumento de casi 2% sobre mayo de 2019.

Las causas que explican este comportamiento son también multifactoriales, pudiéndose identificar con claridad tres fundamentales: el mayor poder de compra de la moneda mexicana en el extranjero; un importante aumento en la conectividad aérea y, probablemente, la percepción de un encarecimiento de algunos destinos nacionales. En todo caso, sí que el tipo de cambio parece ser el factor con mayor incidencia.

Sobre el fortalecimiento de la conectividad aérea cabe destacar un incremento, tanto en orígenes y destinos, como en frecuencias, de forma tal que los asientos disponibles para julio y agosto que comunican el viejo continente con destinos mexicanos que no son de playa superan 330 mil, lo que supone un 17% de incremento con relación al mismo periodo de 2022. Esto sin olvidar que los destinos favoritos de viaje de los mexicanos en el extranjero están en Estados Unidos.

No parece una exageración suponer que, para el cierre de año, por vez primera, se superen los 6 millones de viajes aéreos de los mexicanos al exterior y de que haya un mes en que, también por vez primera, se registren más de 600 mil de estos turistas.

La gradual desaceleración de los turistas aéreos que visitan México y el aumento de las salidas de mexicanos al exterior conllevan un impacto en los equilibrios macroeconómicos del país, específicamente en la Balanza de Pagos. Ciertamente, el saldo de la Balanza Turística sigue siendo destacado (casi 10 mil millones de dólares en los primeros cinco meses del año) y no está amenazado dada la gran diferencia en el volumen de viajeros que ingresa al país sobre los que egresan, pero se deja constancia de que para mayo sufrió un retroceso de 3.8% comparado con mayo de 2022.

Director del Centro de Investigación y Competitividad Turística (Cicotur) Anáhuac

Twitter: @fcomadrid

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