El pasado domingo fue electo presidente de Argentina el economista Javier Milie, candidato considerado de extrema derecha y que representa al reciente partido Libertad Avanza, quien se impuso con 5,6% sobre el candidato peronista Sergio Masa, actual ministro de economía que solo obtuvo 44.3% de la votación. En un país que vive su mayor crisis económica de la historia con una inflación anual por encima del 140%, con una pobreza desbordada y su moneda por el piso, el electorado cansado por la situación de crisis que se vive hace décadas, decidió votar más por rechazo al manejo económico que por convicción política. De ello se benefició el presidente electo que en sus discursos explosivos tanto en sus intervenciones públicas como en redes sociales atacó vulgarmente y sin piedad al gobierno y los diversos sectores políticos que consideró únicos culpables de lo ocurrido.

Milei, no solo preocupa por todo lo que dice, propone o hace sino por todo lo que representa. Y es que no pueden ser menores los temores que ocasiona, quien se define como un anarcocapitalista y cuyas propuestas económicas tienen que ver con acabar el Banco central, dolarizar la economía, bajar los impuestos y recortar regulaciones entre otras, que no satisfacen a los expertos. Las mayores preocupaciones tienen que ver con sus posicionamientos en términos sociales y políticos como son: promover la compraventa de órganos humanos, el libre portación de armas, convocar a un plebiscito popular para derogar la ley que legalizó el aborto, la idea que entre la Mafia y el Estado prefiere la mafia, el cuestionar los postulados de Memoria, Verdad y Justicia negando los 30.000 desaparecidos bajo dictadura Argentina y minimizando los crímenes de lesa humanidad que ocasionaron. Es de temer la idea de abolir el Estado, el desprecio por el tema ambiental y la reducción drástica de los ministerios; Ciencia, Tecnología e Innovación, ambiente y desarrollo Sostenible, cultura, desarrollo territorial y hábitat, Mujeres, Géneros y diversidad entre otros.

Por las ideas referidas, así como su talante intransigente y autoritario, diferentes presidentes de la región han mostrado su desacuerdo con este político. Para Andrés Manuel López Obrador, al escogerlo como presidente, los argentinos se metieron un “autogol” y mostró su distancia considerando que su gobierno no coincidía con los aquellos que sostienen una política autoritaria privatizadora, racista, clasista. En Colombia Gustavo Petro, sostuvo que ganó la extrema derecha y que el neoliberalismo ya no tiene propuesta para la sociedad, pues no puede responder a los problemas actuales de la humanidad. A su vez, Boric, señaló que al embajador en Argentina lo designaba él, no al otro lado. Por su parte, el gobierno boliviano mostró su preocupación por el futuro de la relación entre los dos países con la llegada de Milei y, para Maduro, quien ganó fue la extrema derecha neonazi en la Argentina.

Y es que para diversos sectores políticos, sociales y académicos el nuevo presidente argentino no solo afectará el mapa geopolítico de la región, sino que además, activa las alertas en diversos sentidos. Por un lado, sus fuertes ataques contra los gobiernos progresistas dificultará el proceso de integración que se venían gestando y donde Argentina tiene un rol protagónico, además que favorecerá más polarización. Se espera que Milei, se aleje de Mercosur, como en su momento lo hizo Bolsonaro, que refuerce el frente opositor que encabeza Almagro en la OEA y, con ello, que le brinde a los Estados Unidos un nuevo espacio de intervención en la zona, más aun si llega a ganar Donald Trump. Preocupa igualmente su desprecio al cambio climático, en un momento donde los países

latinoamericanos han venido coincidiendo en la necesidad de atender sus efectos y se ha logrado que el gobierno americano se interese en el tema. También la migración es un ámbito en donde tendrá efectos pues son muchos los paraguayos, uruguayos, bolivianos, peruanos y especialmente venezolanos, que ante los procesos de privatización, se verán más afectados por el desempleo, así como por las medidas de persecución y restricción de ingreso que se esperan, como en su momento lo hiciera Macri.

El autoritarismo ronda el escenario político latinoamericano, como si Venezuela y Nicaragua no fueran suficiente. En un país como Argentina donde la democracia se tiño de mucha sangre para poder sobrevivir, ahora aparece el fantasma de quienes como Milei consideran que las instituciones, el medio ambiente, los derechos humanos, las luchas sociales, la diversidad sexual no sirven, no son necesarias, hay que abolirlas.

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