El ámbito político venezolano permanece consternado luego de la pasada elección del presidente de la Asamblea Nacional , al iniciar el nuevo año, que pareciera mostrar un futuro incierto de la oposición en su lucha contra el régimen de Nicolás Maduro .

Según el mandato constitucional, el Parlamento conformado por 167 legisladores, donde 112 pertenecen al bloque opositor y 55 son chavistas, debe instalarse el 5 de enero de cada año para iniciar un nuevo periodo legislativo, para ello, se elige anualmente la junta directiva la Asamblea Nacional, integrada por un presidente, un primer vicepresidente y un segundo vicepresidente, así como secretario y subsecretario. La elección es por mayoría simple de los diputados siendo el quórum mínimo de 84. El presidente era Juan Guaidó y se esperaba que fuese reelegido sin ningún problema para iniciar un nuevo mandato, más aun cuando en el último periodo legislativo de 2019, su grupo de oposición logró modificar el reglamento de funcionamiento interno, logrando que aquellos diputados que estaban fuera del país participaran en las sesiones, vía Skype. Sin embargo, las cosas se salieron de control.

Y es que la oposición venezolana asumió la mayoría del Parlamento desde enero de 2016 y las organizaciones firmaron un acuerdo político que establecía que los diputados de los 17 partidos pequeños, casi todos con uno y hasta cuatro representantes, podrían encabezar la directiva de la Asamblea Nacional en 2020. Sin embargo, una parte de estos partidos minoritarios apoyó que Guaidó se postulara a la reelección, lo que no necesariamente garantizaba que votarían por él, lo cual fue capitalizado por el oficialismo. Es así que el día de las votaciones, con una evidente estrategia del régimen de recuperar el control del parlamento Luis Parra, diputado opositor, fue proclamado con 81 votos presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela con el apoyo de los diputados chavistas. Por el contrario, con el uso de la guardia nacional se impedía a Guaidó la entrada a la sede del palacio legislativo para ser elegido para otro mandato, esta situación obligó a que los diputados que lo respaldaban llevaran a cabo una sesión paralela que se realizó en las oficinas del diario El Nacional , uno de los periódicos considerados opositores, donde 100 legisladores volvieron a reelegirlo como presidente del Parlamento. Si bien Juan Guaidó conserva el control del Asamblea Nacional, es un hecho que su poder opositor y de los sectores que lo respaldan queda notablemente disminuido.

Con todo y lo lamentable de la situación, son varios los errores que se han venido cometiendo que explican en parte lo sucedido. Hay que comenzar por recordar el mega-concierto Venezuela Aid Live en Cúcuta en febrero del año pasado, que con un despliegue publicitario sin antecedentes y con el apoyo de buena parte de la comunidad internacional buscaba otorgar una “ayuda humanitaria”, además de promover el cambio de régimen. El resultado fue un intento militar fracasado que, orquestado desde Colombia, el mismo presidente Duque terminó rechazando. Posteriormente, en junio, el editor en jefe y columnista del PanAm Post , Orlando Avendaño, denunciaba a algunos representantes de Guaidó de apropiarse de fondos para ayuda humanitaria en Colombia destinados a atender a los desertores venezolanos que ingresan a dicho país. Más grave aún, fueron las fotos reveladas en septiembre donde Juan Guaidó aparece junto a integrantes del grupo paramilitar de Colombia, los Rastrojos, relacionados a decenas de actividades delictivas en la frontera con Venezuela. Si bien el líder opositor se desmarcó de esta organización, ello no cayó bien en el ámbito internacional que lo apoya. Finalmente, el más reciente escándalo ocurrió el pasado mes de diciembre cuando en el portal Armando.info se dieron a conocer los vínculos de un grupo de diputados y una trama en el programa de alimentos subsidiados de Nicolás Maduro que obligó a la Asamblea Nacional y a su presidente, Juan Guaidó, a tomar medidas para disipar las sospechas, las cuales aún se mantienen.

Ante una crisis humanitaria como la que vive Venezuela, con más de cuatro millones migrantes huyendo a diferentes lugares del mundo y una delicada situación en materia de derechos humanos para los que aún permanecen en el país, no deja de ser preocupante y desesperanzador que la fuerza política capaz de lograr un cambio por vía democrática se esté dividiendo y desdibuje su imagen dentro y fuera del país. Mientras tanto, el régimen lanza sus loas a lo que ocurre y se fortalece.

Investigador del CIALC-UNAM

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