Por Rodrigo García Torres Trueba

Miembro del Consejo Directivo de la Barra Mexicana, Colegio de Abogados

La migración es uno de los fenómenos sociales más complejos y dinámicos del siglo XXI, y también uno de los más relevantes para la política y la economía de México y Estados Unidos, dos países que se enfrentarán a procesos electorales cruciales en este año 2024.

La migración, con sus diversos efectos, se presenta como una pieza clave en el rompecabezas del año electoral 2024 en Norteamérica. Desde un impacto económico positivo a través de remesas y fuerza laboral, hasta la enriquecedora diversidad cultural que aporta a los países de destino, sus contribuciones son innegables. Sin embargo, también enfrentamos desafíos sociales como la inclusión e integración, así como el acceso a derechos básicos. La gestión adecuada de la migración es crucial para su contribución al desarrollo sostenible.

En el contexto político, la población en situación de movilidad siempre ha sido y será una moneda de cambio ante las elecciones. Este año, tanto en México como en Estados Unidos, ambas naciones con elecciones presidenciales, se juega mucho en el tablero político.

Por un lado, políticos republicanos como el Gobernador Abbott impulsan leyes antinmigrantes, como la recientemente firmada SB4 en Texas. Esta legislación, al permitir la detención de inmigrantes indocumentados bajo un nuevo delito estatal, plantea preocupaciones sobre la violación del debido proceso, independientemente de la elegibilidad para solicitar asilo u otras protecciones. Además, el posible regreso de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos podría significar políticas más restrictivas para la migración.

Se estima que hay 11.3 millones de mexicanos viviendo en Estados Unidos, de los cuales 7.5 millones son elegibles para votar en las elecciones de 2024, lo que nos deja ver el amplio poderío del voto latino en dicha nación para este 2024. Además, estos datos muestran la importancia de la migración como un factor determinante para el futuro de México y Estados Unidos, y también como una moneda de cambio para el voto de millones de ciudadanos que tendrán la oportunidad de elegir a sus representantes este año.

Por otro lado, en México, nos enfrentamos al creciente empoderamiento de las Fuerzas Armadas y la política migratoria actual, más orientada a la contención que a la protección. Según datos del Instituto Nacional de Migración, en 2023 se registró un aumento histórico de detenciones de migrantes indocumentados en la frontera sur de México, superando el medio millón de personas. Es evidente que debemos transitar de un enfoque centrado en la detención a la protección de esta población vulnerable que permita garantizar y respetar sus derechos humanos, permitiendo hablar así de una inclusión e integración a la sociedad.

En este año electoral, el tema migratorio, ya de por sí álgido, adquiere una dimensión especial en los dos países de América del Norte, donde la frontera más transitada del mundo se convierte en el epicentro de decisiones políticas cruciales. La migración no solo representa un desafío para la seguridad y la cooperación entre ambos países, sino también una oportunidad para el desarrollo y la integración regional.

La población en situación de movilidad se ve afectada, y es fundamental analizar cómo este tema se utiliza y de qué manera se convierte en un factor para la captación de votos. La situación demanda una mirada crítica y reflexiva sobre las políticas y decisiones que afectarán a una comunidad que continúa siendo la protagonista de este complejo escenario.

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