En los Tigres de Gignac, él fue la figura. Créame que no es cosa fácil, a pesar de la veteranía del francés, y él lo hizo con total naturalidad. . Sobra decir que fue clave para la obtención del título y, aunque suene ilógico, eso es lo que menos importa. Tranquilos, no me volví loco. Pero pensemos en un panorama más amplio: En el mediano plazo.

Y es que volvió a ser el jugador que emocionó a todo el país en los Olímpicos de Tokio. Tras brillar en tierras niponas, Córdova se perdió. A grado tal que, no hace mucho, lo catalogué como uno de esos futbolistas “cascareros”, esos que nacen con un gran talento, pero lo desperdician, ya sea por falta de disciplina o poco interés por sacrificarse para mantener su condición de virtuoso en la élite.

Bastaron cuatro semanas para que Sebastián mostrara otro rostro. Es más, considero que jamás vimos a un Córdova en tan buen nivel. Durante la Liguilla, vimos a un futbolista completo, con frescura para generar juego, con gol y —lo más llamativo— comprometido con el aspecto defensivo. Este Sebastián Córdova, pensando en el futuro cercano, es —sin duda alguna— material de Selección Azteca.

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Un jugador de esas características, y con este buen pasar, le puede cambiar la fisonomía al equipo mexicano de cara al Mundial de 2026. Ahora, el tema central es que pueda extender en el tiempo su buen momento (con sus altas y bajas, claro está). Pero lo que no se puede permitir es volver a caer en el pozo en el que cayó tras Tokio y ponerse la ‘10’ del América.

A partir de que César Ramos pitó el final de la batalla entre Chivas y Tigres, inició la otra lucha. Esa lucha es la que Córdova tendrá que librar con sí mismo y con el entorno. Los elogios deberán entrarle por un oído y salirle por el otro. El amor desmedido que recibirá por parte de los fanáticos de Tigres deberá ser agradecido, pero hasta ahí. Córdova debe mantener la cabeza fuerte y enfocada.

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Sebastián Córdova está por cumplir 26 años de edad y en los primeros días del Mundial de 2026 celebrará su cumpleaños 29; es decir que a esa justa llegará en absoluta plenitud. Pero desde hoy debe trabajar con esa zanahoria como motivación. En México, no hay futbolistas con sus características y, ante la escasez de buenos jugadores que rodea al cuadro nacional, sería un pecado desperdiciar a un tipo como él. Pero, desde ya, que quede claro que depende únicamente de una persona: Francisco Sebastián Córdova.

Adendum. “Chivas hizo un América y no los destrozaron como a tus Águilas”, me escribió ayer Knut. “Bienvenido a México”, le respondí.

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