En su mayor parte, Still (USA, 2023), el bio documental (?) sobre la vida de Michael J. Fox, cuenta muchas cosas que ya sabíamos: sus humildes inicios en la televisión con papeles ínfimos, su “big break” en la TV gracias a la serie Family Ties (y cuya presencia haría de ésta todo un fenómeno), su primera incursión en el cine gracias a una producción de bajo presupuesto llamada Teen Wolf (1985), y claro, su ingreso -gracias a un tremendo golpe de suerte- a la producción que le haría la carrera y lo elevaría a la estratósfera: la trilogía Volver al Futuro (Zemeckis, 1985).

Lo que importa no es qué te cuentan sino cómo te lo cuentan, y en este caso además quién lo cuenta, ya que es el mismísimo Michael J. Fox quien narra la mayor parte de su propia historia con intervenciones del director -Davis Guggenheim (An Inconvenient Truth, Waiting for Superman)- quien hace las veces de entrevistador tras la lente.

Lo que veremos es un auténtico viaje en el tiempo -sin Delorean de por medio- desde la infancia del literalmente pequeño Michael (siempre fue muy chaparro), su paso momentáneo por la escuela, un lapso de vagancia, fiestas y alcohol, su viaje a Los Ángeles patrocinado por su siempre huraño padre (contador de profesión y pesimista por vocación), el largo periodo de casi tres años de tocar puertas, ir a audiciones, tener papeles pequeños y vivir en un miserable departamento, mal comiendo, sin dinero ni para el transporte público.

Finalmente la suerte cambiaría cuando es llamado a audicionar para una nueva serie de comedia llamada Family Ties, pero incluso ahí hubo un pequeño revés: el productor de la misma no quería a Michael porque decía que “su rostro no parecía apto para estar en una lonchera”.

El director hace uso de toda clase de recursos para narrar la historia, no solo la clásica cabeza parlante frente a cuadro, sino que también recrea los pasajes que J. Fox va narrando con voz en off (basado en algunos de los libros que ha escrito) mediante un “lookalike” que siempre da la espalda a la vez que astutamente va mezclando la narración con escenas de las películas de Michael.

El trabajo de edición resulta exhaustivo y entrega momentos realmente conmovedores, como por ejemplo cuando Michael J. Fox narra su primer día en el set de Volver al Futuro, o cuando explica la complicada dinámica para filmar aquella cinta a la vez que seguía cumpliendo sus compromisos para la serie de televisión.

En cambio, los momentos menos logrados son aquellos donde esto se transforma en un reality show, con la cámara siguiendo la dinámica de la familia Fox en su día a día. Si bien es cierto que el director no abusa de esto último, en definitiva rompe con el ritmo y la buena narrativa de los otros segmentos.

El objetivo de Michael J. Fox (quien tiene crédito como guionista) claramente no es hacer un recuento de anécdotas, sino generar empatía, no hacía él sino al mal que le aqueja desde hace años: el Parkinson.

El documental inicia con una secuencia donde el actor, quien lleva años padeciendo mal de Parkinson, da una caminata afuera de su casa y explica cómo la gente lo ve raro por su forma de andar. El Parkinson es una enfermedad que básicamente le arrebató la carrera, “traigo una máscara todo el tiempo, el Parkinson no te permite ser expresivo con el rostro”.

La falta de expresión facial no es el único problema, el actor (ahora de 61 años) sufre de constantes caídas causadas por los temblores característicos que provocan la enfermedad. El actor vive encerrado en un cuerpo del cual ha perdido el control. Michael recuerda perfecto el momento en que esto empezó a manifestarse: al despertar con una tremenda resaca después de una fiesta loca, se dio cuenta que su dedo meñique se movía sin control “como si fuera una polilla”.

¿Cómo es posible que siendo tan joven tuviera una enfermedad propia de un anciano?, se preguntaba un Michael J. Fox que estaba en el pináculo de la fama. Refugiado en el alcohol y las pastillas de dopamina (deficiente en todos los pacientes de Parkinson), el actor ocultó su condición durante meses, hasta que finalmente tocó piso y lo hizo público.

Michael no busca que lo compadezcan, pero tampoco deja de agradecer a la gente que aún lo acompaña. En concreto se refiere a su esposa, quien lo ha apoyado durante todo este proceso. “En la salud y en la enfermedad”, musitó su mujer cuando él le confesó sobre su padecimiento.

Así, Still es un documental que no sólo se estaciona en la nostalgia, se trata de una cinta que nos muestra cómo es el Parkinson, cómo lo vive la gente que lo padece, y cómo -si bien es incurable- mediante terapias constantes se puede elevar un poco la calidad de vida.

Y aunque suene cursi, el documental también hace patente que sin el soporte de la familia, sobrellevar la enfermedad sería imposible. Michael J. Fox conoció a su esposa, Tracy Pollan, en la serie que lo llevó a la fama, Family Ties, y justo es la familia, su familia, lo que le ha permitido seguir adelante.

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