Los poderosos a lo largo de nuestra historia han utilizado la violencia para reprimir a aquellos que consideran peligrosos o incómodos a sus fines. Los poderosos esperan que por medio del miedo, del daño infringido, del castigo ejemplar; los rebeldes y críticos interioricen el miedo y los lleve a acallarse a sí mismos. La autocensura es “la peligrosa cobardía que amenaza a los creadores”, escribe Irene Vallejo. A lo que el historiador Romano del siglo II, Tácito, llamó “la dulce inercia”.

El gobernador de Jalisco Enrique Alfaro , extraviado desde hace tiempo en los laberintos de su cólera y en la hibris del poder, echó mano de este cliché de los tiranos para intentar callar las voces de estudiantes universitarios, activistas y vecinos de la colonia Huentitán, que armados con los elementos de la razón y la consigna de construir un entorno mejor para su barrio, ocuparon un predio durmiendo en casas de campaña por más de 144 días y noches. La lucha de nuestro tiempo, la de entre un negocio inmobiliario multimillonario en un predio municipal cedido a particulares o el desarrollo de un parque público. Por esto, tres estudiantes y vecinos de Huentitán, fueron encarcelados.

De la mano de un Poder Judicial cooptado por la actual administración estatal, el mismo juez que instruyó desalojar con la fuerza pública a los ocupantes el 19 de agosto del 2021 ordenó el encarcelamiento de los estudiantes Javier Armenta, Ivan Ilich Cisneros y Alexis Rojas, el jueves de la semana pasada, bajo la multicitada figura de Prisión Preventiva , violatoria de la presunción de inocencia. Así de lucrativo es el negocio inmobiliario.

El gobernador de Jalisco cruzó una línea que no debería de haber cruzado y escaló el conflicto y hostigamiento hacia la Universidad de Guadalajara , suponiendo que su comunidad reculara por miedo y cesara las críticas a su gobierno, como la han ejercido en libertad, con cualquier administración estatal o municipal que realice acciones que afecten a la sociedad jalisciense.

De igual manera, el mandatario estatal una vez más desestimó la reacción de los universitarios que, el mismo día de la audiencia, sitiaron Casa Jalisco con un plantón y a fuerza de denuncias de su comunidad y de prácticamente toda la clase política jalisciense y nacional, así como de la sociedad civil organizada y medios internacionales, hicieron que el encarcelamiento de los tres estudiantes tuviera fuerte relevancia, a pesar de la reunión trilateral entre el presidente López Obrador y sus homólogos Joe Biden y Justin Trudeau.

Los universitarios se negaron a seguir “la dulce inercia” que acalla las voces de los críticos al poder. Enrique Alfaro después de 4 días de haber declarado que el encarcelamiento de los estudiantes no le competía porque era un “pleito entre particulares”, salió a declarar o presumiblemente a instruir, que los estudiantes deberían de llevar el proceso en libertad. Por la lucha de los que defienden la libertad y el republicanismo al derecho a disentir, Javier, Ilich y Alexis, se encuentran de nuevo libres, aunque siguen vinculados a proceso. Por el momento, los tres leones negros están de regreso con su manada.

La lucha por no dejarse inundar por el miedo, la mentira y la autocensura, para defender la verdad, es una que se libra todos los días. En la posverdad también se lucra con el engaño y los que la replican, inclinan sus frentes al suelo para que los poderosos, agradecidos; acaricien indulgentemente la cerviz con la mano sitiada muy cerca de los pies.

Esperemos y estaremos atentos que los estudiantes, activistas y vecinos de Huentitán sean exonerados pronto.

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