Aunque legal, carece de toda legitimidad. Un gobierno que nace de una desgraciada ocurrencia de los hermanos Yáñez en el estado de Morelos, dio nacimiento hace ya casi nueve años al más profundo infortunio político e institucional de dicha entidad federativa que conociendo su historia, eso es mucho que decir.

Una cantidad de violaciones y manipulaciones legales empezando por la residencia del ya tristemente célebre exfutbolista, lo llevaron de forma ilegal ponderando su fama pública a obtener la victoria en las urnas, primero en el municipio de Cuernavaca y luego en la gobernatura de Morelos. En su trayectoria política la traición, deslealtad, irresponsabilidad, incompetencia, frivolidad y corrupción han sido la marca de la casa.

Morelos no tiene nada que pedirle a su vecino estado de Guerrero en cuanto a su ambiente de ingobernabilidad y de poderío criminal.

En el bello estado de Morelos se respira desesperanza y temor. La primera porque a pesar de las múltiples evidencias del desastre institucional, de la galopante corrupción y de la complicidad con actores criminales, el apoyo del mandatario federal al futbolista convertido en gobernador ha sido incuestionable y constante y la segunda porque los diarios eventos de las expresiones criminales con homicidios, extorsiones y otros delitos han sometido parte de las libertades, del desarrollo y de la calidad de vida de las y los morelenses.

El estado ha transitado en los últimos cinco años y medio en una lamentable crisis de violencia sin respuesta institucional alguna, seguida de un claro ambiente de impunidad en el estado. En octubre del año 2022 fue cobardemente asesinada la diputada Gabriela Marín, seguido de otra serie de incidentes trágicos como el atentado en contra del dirigente del partido verde Morelos y exdiputado también, Javier Estrada González. En este año los incidentes y las noticias criminales se han intensificado. A principios de enero fue asesinado el regidor panista de Cuautla, Alfredo Lezama; en marzo fue asesinado Marco Antonio Alvear, presidente del Instituto de información pública del Estado de Morelos, y este mismo año también en marzo el líder cañero del municipio de Cuautla, Darío Cortés García, y en este mes de abril fue asesinado el líder de los comerciantes del mismo municipio, Antolín Castro.

Lo anterior sin dejar de mencionar las dolorosas tragedias como la de las dos mujeres comerciantes asesinadas en Temixco en febrero; los hermanitos menores de edad asesinados en Yecapixtla en marzo pasado; los dos asesinados en un funeral en Xochitepec; los dos muertos y 9 heridos en un bar de Cuernavaca, también en el mes de marzo, entre muchos otros del diario acontecer morelense.

La historia de este sexenio criminal encabezado por Cuauhtémoc Blanco Bravo está a meses de concluir. No tengo duda que existen todas las evidencias necesarias para acreditar las ilegalidades, desvíos, complicidades criminales y enriquecimiento ilícito del gobernador y su círculo íntimo y de colaboradores. Veremos si la garra social de los herederos de la tierra de Zapata exigen y logran justicia en contra de este ídolo deportivo tepiteño, quien hasta el momento ha burlado, engañado y abusado de una sociedad morelense que creyó en este monstruo acomplejado y ambicioso que se disfrazó de cordero de la honestidad y la justicia, provocando irreparables tragedias y el más profundo desánimo y desencanto social en la historia de ese gran estado.

Exsecretario de Seguridad, fundador de AC Consultores

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