Siguen pasando los días y con ellos, las historias de terror que se viven en este país no ceden. ¿Qué más necesita pasar en México para que el gobierno federal asuma su responsabilidad en el combate contra el crimen organizado, sin miramientos, excusas ni pretextos?
Hace unos días, padres de familia en Coatzacoalcos fueron amenazados por los grupos criminales que se han apoderado del territorio y que les exigen el pago de 20 mil pesos para, según ellos “proteger”, a los niños que acuden a la escuela.
El delito de extorsión es uno de los que más ha crecido en el gobierno de López Obrador; pasamos de poco más de seis mil víctimas en 2015, a casi once mil para 2023, es decir, aumentó un 56%.
La misma suerte han corrido productores de aguacate o de limón, quienes venden pollo o se dedican al transporte o los que tienen un negocio; y ahora, hasta los padres de familia pagan las consecuencias de la omisión o complicidad gubernamental.
Los delincuentes no sólo se están apoderando de las calles, ahora van con más furia también por las escuelas.
Y por si esto fuera poco, la impunidad también ha crecido. Según el INEGI, en 2022 se cometieron 26.8 millones de delitos, de los cuales el 92.4% no fueron denunciados o la autoridad no inició una carpeta de investigación.
¿Quién, en su sano juicio, puede pensar que los ciudadanos vivimos felices en el México de los abrazos? Solo López Obrador, su horda de fanáticos -que lo mismo son candidatos que voceros o militantes de ese movimiento que solo busca dividir- y su disciplinada alumna Claudia Sheinbaum, quien tiene la desfachatez de prometer el segundo piso de la transformación, lo que significa -según los datos señalados- duplicar el desastre ocurrido en el sexenio cuatroteísta.
Justamente los temas de la inseguridad y el crimen organizado serán abordados el próximo domingo 19 de mayo en el tercer y último debate presidencial. Sin duda alguna, podemos apostar que escucharemos a la candidata del oficialismo decir que ahora sí tienen todas las soluciones para acabar con la inseguridad -lo que no quisieron hacer en casi seis años- y, seguramente, repetirá una y otra vez que la culpa de todos nuestros males en la materia, la tienen Genaro García Luna y Felipe Calderón.
Por eso es importante puntualizar algunos datos, para que cada uno norme su criterio a la hora de elegir el futuro que este México se merece.
Felipe Calderón concluyó su gobierno hace casi 12 años y, justamente, la acusación que le hacen los cuatroteístas es que él inició “la guerra contra el narcotráfico”. Esto significa que emprendió un combate frontal contra los grupos criminales, en tanto que con López Obrador, la oferta ha sido de “abrazos”.
Y mientras el exsecretario de Seguridad Pública en México, sentenciado en Estados Unidos, apela el veredicto en otra instancia -ya las autoridades serán las que determinen el final de esta historia-, los miembros del oficialismo que prometieron soluciones inmediatas a un problema complejo, no sólo han evadido su responsabilidad como
gobierno, sino también, para desgracia de los mexicanos, han actuado como cómplices por acción y omisión del crimen organizado en el país.
¿Indicios? Hay muchos: videos que muestran las reuniones de los morenistas con líderes de los cárteles; visitas, saludos y mensajes presidenciales de respeto a los capos de la droga; informaciones oficiales que se han filtrado del gobierno de Estados Unidos, que dan cuenta de la vinculación de “destacados políticos morenistas” con los grupos delincuenciales, y hasta libros que, curiosamente, hoy descalifican pero que les dieron gran credibilidad en otros momentos.
Hay que tener presente la historia personal de aquellos que mienten descaradamente y tergiversan los hechos a su conveniencia y que no han sido capaces de resolver un problema que se ha agravado en México. Por más que repitan que ahora sí, todo será diferente, sus actos señalan que no están dispuestos a combatir, con toda la fuerza del Estado, a la delincuencia, pues en realidad la necesitan para mantener el control del país y sembrar el miedo entre los mexicanos.
Por eso el llamado de Xóchitl Gálvez a no tener miedo, a salir a votar, para que el próximo gobierno aplique la ley, para que se fortalezcan las policías estatales y municipales, para que las fuerzas armadas concentren su atención en las tareas de seguridad nacional, para que las víctimas de los delitos encuentren justicia y respuesta a sus demandas de paz, para que tus hijos puedan salir a las calles y asistir a la escuela sin miedo, para que la verdad y la libertad dejen de ser sólo anhelos y sean una realidad para la construcción de un México próspero, del porvenir de las próximas generaciones. ¡Sin miedo, vayamos a votar!
Adriana Dávila Fernández
Política y Activista