El deshonroso primer lugar de Nuevo León en el delito de Feminicidios, alcanzado en el primer trimestre del año 2018 es una muestra más del escaso interés de las autoridades por combatir el problema.

A pesar de que en 2017 se estableció la Alerta de Violencia de Género en 5 municipios de la Zona Metropolitana de Monterrey (Monterrey, Guadalupe, Apodaca, Cadereyta y Juárez) a decir de las organizaciones civiles que trabajan en torno a la violencia de Género, han sido nulas las acciones de las autoridades en el tema, o al menos, al día de hoy no se ha percibido el impacto, tal como lo demuestran los 36 feminicidios cometidos en el estado en lo que va en el año (Torres, 2018).

Es decir, que hasta el momento se han registrado la mitad de los homicidios cometidos el año pasado en Nuevo León (72), lo que lo posicionó como uno de los estados más peligrosos para la mujer en 2017 (Torres, 2018).

Si bien el feminicidio puede ser considerado el ejemplo más extremo de la violencia de género contra las Mujeres, está claro que la normalización del problema tiene su origen en el desconocimiento del mismo.

Por ejemplo, en repetidas ocasiones las autoridades incurren en el error de clasificar un feminicidio como homicidios dolosos e incluso, en ocasiones se critica el uso del concepto, pues se argumenta que no existe un término similar para los varones.

Esto se debe a que se presume que cualquier homicidio doloso de mujer cabe en esta categoría; sin embargo, para que un caso pase a ser considerado feminicidio debe reunir varias características como: que la víctima haya sido asesinada por un hombre, haber sufrido privación de la libertad, que exista evidencia de violencia física o sexual, que el cuerpo haya sido desmembrado y/o arrojado a la vía pública o expuesto de manera denigrante, en una clara intención de mostrar al cuerpo de la mujer como objeto. De manera que, se evidencie que el asesinato se cometió por cuestiones relacionadas a su género.

Sin embargo, no se puede culpar únicamente a las autoridades, pues la desinformación e indiferencia de la sociedad y la poca exigencia en el tema conlleva a una clase política indolente ante el grave aumento de este delito en el estado.

Las redes sociales permiten palpar la agresión que reciben las mujeres, en especial aquellas que suelen reclamar sus derechos o denunciar algún tipo de agresión o acoso. Un ejemplo ampliamente conocido es el de la periodista Andrea Noel, quién al dar a conocer a través de Redes Sociales evidencia de una agresión recibida en plena vía pública, fue víctima de acoso en redes, e incluso en persona.

A pesar de lo anterior, queda claro que el encargado de promover una cultura de equidad de género y de salvaguardar la seguridad de los ciudadanos, así como de perseguir y castigar delitos es del gobierno.

En el caso de Nuevo León, llama particularmente la atención el hecho de que el Gobierno del Estado desde hace un par de meses hace alarde de la disminución de los índices delictivos, cuando un delito de alto impacto de esta esta magnitud ha llegado a niveles alarmantes.

Lo más preocupante de todo es que los políticos del estado ni siquiera parecen tener en el radar el problema. Recientemente, la plataforma Cómo Vamos se dio a la tarea de revisar las propuestas de candidatos a diputados locales, federales, senadores y alcaldes del Estado de Nuevo León, solo para descubrir que las propuestas para disminuir la violencia de Género son casi nulas. Las pocas propuestas existentes están plagadas de generalidades y brillan por la ausencia de profundidad.

Por ejemplo, una candidata propuso la creación de albergues de atención a la mujer y otra más habló de educar a la sociedad para fomentar la igualdad de género, pero ninguna de ellas profundizó en cómo ejecutaría estas propuestas.

En el caso particular del gobernador con licencia Jaime Rodríguez Calderón, actual candidato a la Presidencia de México no existe en su plataforma electoral ninguna propuesta al respecto.

Desde luego, la apatía política hacia este tema no es local, el 6 de junio del año en curso asociaciones feministas de México hicieron llegar a los candidatos presidenciales una agenda de propuestas para combatir la violencia de género, al considerar que las propuestas hasta ahora existentes son poco claras.

Este recuento nos permite visualizar que, tal como lo ha declarado las Naciones Unidas en varias ocasiones, México es un país con una amplia área de oportunidad en el combate de la violencia de Género.

En el caso particular del Estado de Nuevo León, es preciso que las mujeres seamos conscientes de que en poco menos de un mes estaremos eligiendo a los titulares de diversos cargos públicos, por lo que la sugerencia es que al momento de acudir a las urnas analicemos para qué candidatos los feminicidios y la violencia de género son una preocupación real (aún con propuestas pobremente abordadas) y para quienes ni siquiera es un problema a considerar.

Bibliografía.

Torres, D. (2018). Suman 36 feminicidios en lo que va del 2018. El Horizonte.

Diana del Rosario Araiz Parra

Observatorio Ciudadano de Nuevo León

@ObservatorioNL @ObsNalCiudadano

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