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Tres mujeres que laboran en la Escuela Superior de Medicina (ESM), del Instituto Politécnico Nacional (IPN), denuncian condiciones de inseguridad en su lugar de trabajo. Entre otras cosas, acusan que la ESM reanudó sus actividades amparada en una “evaluación rápida” de los daños provocados por el sismo del pasado 19 de septiembre.

Las informantes, quienes solicitaron permanecer en el anonimato por miedo a represalias, exigen un análisis minucioso de riesgos firmado y sellado por un Director Responsable de Obra (DRO). En el edificio de la Unidad de Posgrado, donde despachan, han detectado grietas y sobrecargas.

“Hay un laboratorio de química en la planta baja, de la misma unidad, [en la que] se identificó una grieta que va del tercer piso a la planta baja. La marquesina tiene fracturas visibles”, comenta una de las mujeres.

Menciona que en el área de informática también hay grietas, así como en el baño de mujeres, donde incluso se alcanza a ver “corroída la varilla”. Desde su perspectiva, la situación es alarmante porque ahora en la Unidad de Posgrado trabajan 300 personas, algunas de las cuales se establecieron ahí porque sus oficinas originales quedaron inutilizables. De acuerdo con la evaluación rápida de daños firmada por el DRO Jorge García Espinosa, a la que tuvo acceso EL UNIVERSAL, cuatro de las 16 construcciones que conforman la ESM fueron declaradas como “no habitables”: el edificio de gobierno, en sus alas norte y este, el de servicios generales, el de laboratorios número 70 y el cuarto de basura. El edificio 14, denominado “Posgrado 71” aparece como “habitable”.

Las trabajadoras se muestran escépticas con el diagnóstico, no sólo por las grietas que han visto, sino por el uso que se la ha dado al edificio. Cuentan cómo la Unidad de Posgrado alberga servidores y equipo de cómputo muy pesado, a lo que se suma la instalación de muchas mesas y computadoras adicionales para que la escuela opere.

Otra de las inconformes, que trabajaba en una de las alas del edificio principal o de gobierno, relata: “Sé que estoy sobrecargando el edificio, porque tenía una población y lo estamos estresando con más gente que le estamos mandando”. Dice que, a más de un mes del temblor, no hay equipo de construcción que fortalezca o reconstruya lo que se declaró como inhabitable.

Para ella, es una señal negativa y de exceso de confianza. Cuestiona lo que pasará en enero, cuando inicie el próximo semestre y otras unidades del Politécnico se resistan a prestar sus aulas para la impartición de clases. Por el momento, los alumnos de medicina acuden a la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas para no atrasarse en sus estudios, pero la misma mujer informa que “tiene unos tubos que le pusieron y si ahorita viene otro sismo, esos elementos se caen y nos matan”. Considera que tanto la ENM como el plantel de Ciencias Biológicas son “escuelas viejas, a las cuales no les han dado mantenimiento”.

Dice que estas condiciones de deterioro no son una sorpresa para la comunidad politécnica, porque “eso se nota en nuestra escuela, [que] carece de atención”.

Dos de las mujeres señalan que Eleazar Lara Padilla, director de la ESM, les pidió ingresar a las aulas del edificio de gobierno para rescatar bienes de la institución, una vez que esta zona fue identificada como “no habitable”.

“Quieren quedar bien”. Al haberse negado, el funcionario delegó la tarea a hombres que, según ellas, únicamente quieren quedar bien con él y “ganarse una plaza” en el lugar.

“No podemos estar trabajando en áreas inseguras, no es que no queramos trabajar, sino que debemos de tener un plan de protección civil que permita a todos, a los trabajadores y a los alumnos, trabajar en condiciones seguras”, comenta una de las inconformes.

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