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El obispo de Chilpancingo-Chilapa “sacó la cara por sus ovejas en un proceso electoral manchado de sangre”, consideró Raúl Vera, obispo de Saltillo.

El prelado, que durante ocho años estuvo al frente de la Diócesis de Ciudad Altamirano, en la región guerrerense de Tierra Caliente, calificó la actitud de Salvador Rangel, obispo de Chilpancingo-Chilapa, como “muy loable”, porque enfrentó la situación que padecen sus fieles, quienes viven atemorizados por la violencia e inseguridad que asola esa región.

Por su parte, el obispo emérito de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez, difundió un video en redes sociales en el que aseguró que “en tiempos de tribulaciones hace falta la voz de los obispos”.

Aunado a ello, especialistas coincidieron en que ante el vacío de poder y la ausencia del Estado de derecho en Guerrero, el obispo de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel, tuvo que dialogar con el narco, acción con la que no quebrantó ninguna ley.

Los investigadores consultados por EL UNIVERSAL coincidieron en que la reunión que sostuvo el purpurado fue parte del ejercicio de su ministerio sacerdotal para atender las necesidades de su feligresía que ha sido afectada por el clima de violencia e inseguridad que prevalece en la entidad.

Los especialistas destacaron que este encuentro refleja la ausencia de institucionalidad en ese estado y la falta de actuación de las autoridades locales para resolver los problemas de la población guerrerense.

En entrevista, el obispo Raúl Vera aseguró que el purpurado no cometió ningún crimen al hablar con el narco, sino que es parte de su labor pastoral para hacer frente a los problemas que afectan a los fieles de esa región.

“El obispo tiene una situación pastoral de inseguridad, es un pastor que cuida a sus ovejas, lo que hizo puede tener muchas lecturas. Él sacó la cara por sus ovejas en un proceso electoral manchado de sangre”, dijo.

“Es su deber defender a sus ovejas, no puede estar el país en una situación de violencia por el control de las plazas”.

Por su parte, el obispo emérito de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez, difundió un video en redes sociales en el que aseguró que “en tiempos de tribulaciones hace falta la voz de los obispos”.

Llamó a los clérigos a consagrar el país a la Virgen, como lo hizo el papa Juan Pablo II con Rusia tiempo antes de que cayera el comunismo.

Señaló que ante la necesidad de un buen gobierno, los obispos del país deben orientar a la población, dado que la oración es el único remedio.

“Me parece que esta sugerencia es pertinente, ojalá nuestros obispos la pudieran considerar detenidamente, porque en este tiempo de tribulaciones hace falta la voz de los obispos que orienten a nuestro pueblo, son los líderes religiosos de México. La gente del pueblo de Dios espera una palabra de nosotros los obispos, haremos un servicio a la patria y creo que Dios nos los tomará en cuenta”.

El cardenal emérito de Guadalajara recordó que en 1984 el entonces papa Juan Pablo II consagró a Rusia al Corazón de Jesús y años más tarde “sin violencia ni derramamiento de sangre, cayeron el muro de Berlín y la cortina de hierro que dividía a Europa. La virgen santísima en Fátima previó tiempos futuros y nos dijo que el remedio es la oración y hacer que Cristo reinara en el mundo y en la sociedad, junto con su corazón inmaculado”.

Alejandro Hope, analista de seguridad y columnista de El Gran Diario de México, resaltó que lo condenable no es la reunión del obispo con el narco, sino la ausencia de institucionalidad y la falta de Estado de derecho que prevalece en Guerrero, lo cual llevó al prelado a dialogar con miembros del crimen para atender las demandas de sus fieles.

“El obispo hizo lo que puede y lo que está a su alcance y es una tarea humanitaria que hay que aplaudir. Esa reunión habla del abandono del Estado en la región, [el obispo] tiene que ir a pactar con narcotraficantes porque el Estado está ausente. Lo condenable no es la negociación del obispo, sino el abandono de las instituciones del Estado”, subrayó.

Elio Masferrer Kan, investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), consideró que la reunión de Salvador Rangel fue parte de su función pastoral para atender las necesidades de sus fieles afectados por la violencia e inseguridad. Además, rechazó que este encuentro haya sido un reconocimiento al poder del crimen organizado, por lo que no le parece que haya cometido algún delito.

“No hizo ningún reconocimiento de Estado al narco, sino que fue dentro de su función pastoral con un actor que tiene presencia en un espacio determinado. Es un ciudadano al que, por la posición al interior de la estructura de la Iglesia católica, [se le] dota de respetabilidad para atender las demandas de sus fieles”, indicó.

Bernardo Barranco, analista de temas religiosos, descartó que el obispo Salvador Rangel haya violado alguna ley, ni electoral ni de asociaciones religiosas, porque no está impulsando el voto a favor o en contra de algún candidato o algún partido político, mientras que en el artículo 24, referente a la libertad religiosa, no hay ninguna restricción para este tipo de encuentros.

“No está interfiriendo en el proceso electoral, es absolutamente falso en términos del artículo 24 constitucional. Un jerarca, un miembro de la Iglesia, puede reunirse con quien se le dé la gana, no hay ningún tipo de restricción, lo que la Constitución y la Ley de Procedimientos Electorales plantea es que la Iglesia o los ministros de culto no pueden incidir en el ánimo electoral a favor o en contra de un candidato, y eso no pasó”, dijo.

Destacó que el obispo de Chilpancingo-Chilapa está siguiendo lo que el papa Francisco le ha pedido a los clérigos: “Hacer suyas las penas de sus fieles”; sin embargo, al tomar el papel de las autoridades, manda un mensaje a éstas de que han abandonado sus responsabilidades, lo que refleja que el poder civil es inexistente.

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