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El Centro Católico Multimedia (CCM) aseguró en su editorial semanal que aquellos que le imputan complicidad, encubrimiento, amistad, pactos ilegales o asociaciones delictuosas al obispo Salvador Rangel por haberse reunido con miembros del crimen organizado, se equivocan y consideró que el peso moral de su ministerio contribuye a poner un grano de arena en el fincamiento de la paz.

“El obispo no se ha sentado a la mesa para lucrar con el dolor, tener ganancias ilícitas, pactar la destrucción de los demás o procurar deliberadamente el delito”.

Esto se da a conocer al inicio de la Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), a la que invitaron a los cuatro candidatos a la Presidencia de la República.

La conferencia detalló que los próximos jueves y viernes serán recibidos los candidatos con “la intención de escucharlos, dialogar y compartir inquietudes”.

El artículo del centro dice que “por pura necesidad”, el religioso se reunió con delincuentes, con la finalidad de llegar a acuerdos, pacificar y mantener, aunque sea por un periodo, una tregua para el desarrollo del proceso electoral en el estado de Guerrero”.

El obispo Salvador Rangel, de la Diócesis de Chilpancingo, en el violento estado mexicano de Guerrero, dijo que narcotraficantes le prometieron que no matarán candidatos en el proceso electoral.

“Aproveché para hablar con ellos, para pedirles que ya no hubiera más asesinatos de candidatos, y me prometieron que iban a evitar esto, y que dejarían una elección libre”, dijo el prelado al término de una misa.

Sin detallar con quien se encontró, aseguró que le pidieron dos condiciones para evitar derramamiento de sangre: “Evitar que se compre el voto y que los candidatos cumplan lo que prometen, porque cuando llegan al poder se olvidan de la gente”.

No es la primera vez que Rangel admite haber hablado con líderes del crimen organizado. En febrero, tras el asesinato de dos sacerdotes en Guerrero, señaló que hacía dos años había conversado con un grupo para salvar la vida de un clérigo bajo el argumento de que trataba de que no se registran más asesinatos.

El religioso pidió que no se le relacione con los grupos criminales, puesto que él solo se acerca a ellos para pedir el cese de homicidios sin solicitar dinero o posiciones políticas. “Yo hablo con unos y otros, yo sólo les pido que no asesinen, que no secuestren, y que traten bien a las gentes”.

El editorial del CCM menciona que hay voces a favor y en contra del hecho, “destacan aquéllas que, al interior de la Iglesia, han dado un espaldarazo al obispo; otras, y parece ser la mayoría, reprueban al religioso franciscano por la violación flagrante de la Constitución, la ley de asociaciones religiosas y culto público, y de disposiciones penales por interpretaciones jurídicas forzadas y con el ánimo evidente de culpar, sumir en el silencio al prelado, quien mete las manos donde la ley es tímido remedo de justicia para un Estado que parece fallido”.

Advierte que Guerrero se coloca en los primeros lugares en la comisión de delitos nacionales, “sólo parece tener paz en el silencio de los sepulcros”. Cita que en 2015, el Wilson Center publicó un informe sobre las múltiples causas del Guerrero violento y cruel, cuyo mayor paradigma son los 43 desaparecidos de Iguala.

Según con el reporte, el estado registra 40 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes, delitos como el secuestro y la extorsión son comunes y se presume que más de 95% no son denunciados, por lo que prevalecen altos índices de corrupción e impunidad.

En 65 de los 81 municipios opera alguno de los 10 grupos delincuenciales ligados al narcotráfico, además de células guerrilleras y de autodefensas. En el año 2017 se reportó alta incidencia de delitos, 20 de ellos asesinatos de políticos y tres desapariciones; en lo que va de 2018, cuatro personas dejaron de existir por acciones violentas.

El texto afirma que el clima de incertidumbre empuja a algunos candidatos a renunciar a sus aspiraciones por miedo de perder la vida. Además, encabeza el primer lugar en crímenes cometidos contra agentes de evangelización de la Iglesia.

“El obispo Rangel tiene un protagonismo muy delicado que pocos aceptarían en este caos social. Mientras algunos acusan desde la comodidad de la oficina y cobijados por el fuero, un pastor hace el trabajo que no corresponde a un ciudadano común”.

Buscar a los delincuentes no es ningún crimen ni lo hace cómplice “¿Reunirse con ellos lo hace delincuente? Tampoco.

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