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“Una compañera dijo que estaba temblando y lo tomamos de broma. Hasta que gritó le hicimos caso”, cuenta Galicia Nieves, recepcionista del laboratorio de la calle de Puebla, en la colonia Roma Norte, que se derrumbó el pasado martes durante el sismo de 7.1 grados.

“No podíamos correr ni nada porque el movimiento nos tumbaba”.

Al ser el tema del momento, puesto que recordaban el sismo del 19 de septiembre de 1985, una de las ingenieras que laboran en el laboratorio del Centro de Control y Desarrollo Biofarmacéutico, S.A. (Cencon) explicaba a sus compañeros que en caso de terremoto procuraran tener sus cosas a la mano y ubicar las zonas de evacuación. Justo en ese momento, la tierra comenzó a temblar.

Al intentar salir, Galicia estuvo a punto de quedar atrapada, puesto que el cableado del edificio comenzaba a caer. “No podía cruzar, porque empezaron a caerse los cables y mi jefa, la ingeniera Adriana de León, se regresó a sacarme de entre los cables.

“Después de que salí, ella quedó atrapada por una estructura que le cayó en las piernas y en los brazos. Hasta que empezaron a sacar a los heridos la pudieron rescatar, ahorita está con vida, pero lesionada y todavía me ofreció su casa para estar aquí pendiente de mis demás compañeros. Ella me salvó”, recuerda entre sollozos.

Luego del derrumbe, la misma trabajadora que alertó a sus demás compañeros de que estaba temblando hizo señas para que la ayudaran a salir e indicó que había más personas atrapadas y vivas en ese lugar.

Los trabajos para rescatar sobrevivientes se retrasaron porque en el lugar se reportó una fuga de gas y el ambiente se invadió del olor de los químicos que manejan en el laboratorio dedicado al análisis industrial de alimentos, pero trabajadores que pudieron salir y familiares piden a las autoridades se preste mayor atención a este lugar.

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