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La estabilidad emocional de los perros que son entrenados por personal del Ejército es esencial para que puedan incorporarse al servicio activo y realizar actividades de seguridad como rescate y localización de drogas a lo largo de todo el país.

Para los veterinarios y entrenadores del Centro de Producción Canina del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, inaugurado en 1998, el proceso para la formación de un buen elemento canino comienza desde la selección de sus padres.

“Como ha sido seleccionada con base en sus características conductuales podrían parecer de razas diferentes, porque cada criador lo que busca es sacar sus líneas, se busca algo muy en específico, mayor mordida, mayor intensidad, mayor rapidez, mayor equilibrio mental”, comentó el soldado Luis Fernando Godínez.

Enfocados en la crianza de los pastores belga malinois y pastores alemanes, actualmente se cuenta con 46 perros reproductores, entre machos y hembras, que se mantienen bajo cuidados especiales en las instalaciones del Campo Militar 37 C, en San Miguel de los Jagüeyes, Estado de México.

“Aquí contamos con nueve machos reproductores y 37 hembras de razas pastor belga malinois y pastor alemán; actualmente se cuenta con ejemplares que se acaban de importar de Europa. Fueron 20, para buscar renovar o refrescar la sangre y evitar problemas de consanguinidad, además de que esos perros que se trajeron son de criaderos que se dedican exclusivamente a líneas de trabajo, son perros que están para trabajar, no son tanto de belleza, lo que buscamos son cualidades físicas y mentales, no el tamaño o color”, agregó el militar.

Bajo un riguroso control del momento en que las hembras entran en celo y la cantidad de montas que puede realizar un macho, los criadores establecen un parámetro de calidad de las crías.

“Aquí tenemos a todos los adultos, machos y hembras, de este centro; este es el único centro de producción canina que tiene el Ejército. Todos los perros que vean en el país de parte del Ejército salen de aquí”, de las razas pastor belga malinois y pastor alemán, que por sus características, rendimiento en el trabajo y su adaptabilidad a los climas de México son con los que se trabaja.

Tras la gestación, los cachorros tienen un periodo de entrenamiento para adaptarlos a distintas condiciones y que no les genere estrés. Es a partir de los cuatro meses de edad cuando son entregados a las brigadas de la Policía Militar, ahí continúan con su socialización y al terminarla inician con su adiestramiento especializado.

“En esta área se encuentran los cachorros desde los dos meses de edad hasta los tres meses y medio, 15 días antes de que los ministremos a las brigadas de Policía Militar. Lo que se hace es trabajar a los cachorros diariamente en esta área de esparcimiento, salen diario todas las mañanas”, detalló Godínez Rodríguez.

“Podemos observar que un perrito le tiene miedo a un ruido fuerte, a las alturas o a un espacio reducido, oscuro, y a través del juguete lo incentivamos. Ellos siempre están jugando, siempre están contentos, es lo que buscamos. Un perro que hace las cosas a fuerza o por miedo no nos sirve”.

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