Es muy poco probable que ocurra una réplica del sismo de 7.1 grados, del 19 de septiembre , aseguró el director general del Centro Nacional de Prevención de Desastres ( Cenapred ), Carlos Valdés.

“No tiene palabra la Tierra, pero tenemos alrededor de 40 réplicas, y la mayor ahí ha sido de magnitud .4, lo que nos indica que es una zona deficiente en generación de réplicas, pero la sugerencia es estar preparados”, mencionó.

En entrevista en Despierta, con Carlos Loret , el especialista explicó que el sismo del 19 de septiembre ocurrió cerca de la Ciudad de México, a una distancia entre 110 y 120 kilómetros, con una profundidad de 60 kilómetros.

Estos temblores son conocidos como sismos de intraplaca, dentro del Continente, y generan pocas réplicas.

En cambio, el del 7 de septiembre, de 8.2, es un sismo grande, fuera del contacto de la placa de Cocos, en el Océano Pacifico, y de la placa norteamericana.

“En estos lugares, estos sismos producen muchas réplicas y empiezan a producir réplicas, además, grandes”.

El sismo del sábado 23 de septiembre, de 6.1 grados, se ubica en el Istmo de Tehuantepec, muy cerca todavía de la zona importante del 8.2, y sería considerado como una réplica del mismo.

“El sismo es tan grande que va disminuyendo poco a poco los efectos, los procesos de reacomodo, de cicatrización, de la estructura fracturada, y se van provocando estos sismos, y con la magnitud de 6.1 alcanza a ser sentido en la ciudad de México y a habilitar la alerta sísmica”.

Valdés subrayó que en México ocurren sismos con características, como lo vivimos en septiembre, en lo que en algunos suena la alerta sísmica, y en otros en los que empieza el movimiento y después la alerta.

“Lo que nos invita a reflexionar y a tener protocolos para actuar ante ambos”.

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