metropoli@eluniversal.com.mx

Hermanos, hijos y sobrinos de Miguel Hernández Gallardo, de 60 años, se han volcado en una búsqueda incansable de su familiar en los escombros del edificio de Petén y Zapata, en la delegación Benito Juárez, colapsado por el sismo del pasado martes.

Ninguno de los rescates o recuperaciones de cadáveres ha correspondido a Miguel, quien trabajaba en la tintorería de la planta baja del inmueble, pero eso no merma en la actitud de cerca de 10 familiares que han estado en el primer plano de los trabajos.

“Ellos no paran, aunque no les den permiso para entrar a ayudar. Todos han estado rascando y sacando escombro”, afirma Liliana Hernández Sotelo, una de las hijas del desaparecido.

A más de 48 horas del siniestro, describe que Miguel y Gustavo, hijos de Miguel, son quienes menos han descansado, lo mismo que Gabriel, amigo del señor de 60 años.

Los trabajos de rescate se complicaron demasiado la madrugada del jueves por un incendio al interior del edificio colapsado, el cual fue controlado a las 17:00 horas de ayer, cuando los trabajos manuales se suspendieron para retirar losas con ayuda de una grúa. Bomberos vertieron miles de litros de agua para enfriar la montaña de concreto, de la cual durante horas salía una columna de humo.

Integrantes de la Brigada Topos Tlatelolco Azteca veían muy difícil el panorama y señalaban que ante el incendio, el tiempo y la lluvia previa el periodo para rescate de personas vivas concluía para seguir con la recuperación de cadáveres.

Sin embargo, Liliana y sus familiares mantienen la esperanza “porque mis hermanos que entraron a buscarlo dicen que el humo no llegó hasta el sótano ni la planta baja. Además, hasta el miércoles contestaba con golpes en una superficie de madera cuando lo llamaban, antes hasta había respondido con su nombre completo”.

Los familiares de Miguel se mantuvieron ahí, algunos recibían atención médica puesto que se habían sentido mal después de trabajar e inhalar el humo.

Miguel vive en Toluca y cada día se desplazaba para trabajar en la tintorería. Alto, de tez morena, complexión delgada y bigote, el señor se ocupaba del área de lavado.

Desde la capital del Estado de México viajaron sus hijos a buscarlos mientras que sus sobrinos radican en la Ciudad de México y también acudieron, incluso Gabriel Carmona Gallardo, quien apenas se recupera de una operación en la cadera. “Si pudiera también me metía hasta adentro de los escombros a buscarlo, porque es como un segundo padre para nosotros”, comenta.

“Los civiles venían con mucha fe. Es impresionante la ayuda que brindamos todos los mexicanos y se les agradece”, añade.


Venía de salida, pero se regresó a apagar la caldera”. “Dicen que mi tío venía de salida, pero se regresó a apagar la caldera y vino el derrumbe”, recordó Leticia Carmona Gallardo, sobrina del hombre. El día del terremoto sus parientes escribieron en un chat de la familia, pero él no respondía ni a los mensajes ni llamadas.

La caldera estaba aplastada y no se le ha encontrado en la planta baja. También se buscaba a dos mujeres, mientras que en la madrugada del jueves se recuperaron los cadáveres de dos personas, ambas mujeres de la tercera edad.

Hasta el cierre de esta edición, Liliana comentó desde el lugar del derrumbe que continuaba el retiro de losas y los trabajos de remoción atentos de encontrar a su papá.

“Hasta que lo veamos seguiremos aquí”, expresó.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses