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Para Yolanda Oviedo Arreguín, ir a trabajar durante este último año se ha convertido en una tortura, puesto que después de hostigarla y acosarla laboralmente, su jefe decidió buscar un espacio en el cual ella se encontrara vulnerable en la Biblioteca Central de la UNAM, para recargarse contra ella y frotarle su pene en la cadera.

La situación fue escalando de menos a más, hasta que el funcionario universitario, su jefe, José Luis Rodríguez Toledo, titular de Servicios Generales de la Dirección General de Bibliotecas del campus Ciudad Universitaria, aprovechó que Yolanda se encontraba de espaldas para acercársele y arrimarle su cuerpo en contra de su voluntad.

“Me encontraba sola junto al checador, esperando a que fuera mi hora de salida, y en eso pasa el señor José Luis atrás de mí y hace su cuerpo hacia delante de mí y siento que roza mi cadera con su pene, de manera rápida volteo para reclamarle y me dijo: ‘Voy de prisa’, y sigue caminando”, según declaró Yolanda en la denuncia que presentó ante el Ministerio Público, a la que EL UNIVERSAL tuvo acceso.

El acoso en contra de la auxiliar de intendencia, de 36 años de edad, fue escalando de manera gradual, platicó en entrevista con El Gran Diario de México.

El hombre comenzó a buscar motas invisibles de polvo con el dedo por donde ella acababa de pasar el trapo; después la obligaba a que frente a él limpiara y cambiara las bolsas de los botes de basura hasta sentirse satisfecho y le hacía perdediza su tarjeta para checar entradas y salidas. También la amenazaba con “plantarle” objetos para acusarla de robo.

“Me llamaba y decía: ‘Mira, ven, aquí hay polvo’, y cuando me acercaba, me hostigaba sexualmente; me arrimaba su cuerpo e intentaba manosearme. En ese momento justificaba su acercamiento, con que nada más lo estaba revisando, que ella está mal. Sus palabras típicas eran loca e injustificable”, contó.

“Me acuerdo que gritaba: ‘Lo haces ahora, lo haces ya y porque yo quiero’. Era por gusto. En el hostigamiento sexual eran los acercamientos de su cuerpo al mío. Argumentaba que los pasillos no eran lo suficientemente anchos para poder pasar. Amenazaba con sembrar algo para acusarme de robo y que así fuera más fácil mi despido”.

Yolanda denunció ante el jurídico de la UNAM e inclusive abogados de esta institución educativa la acompañaron a interponer una denuncia por acoso sexual ante la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, la cual fue atraída por la PGR por tratarse de un empleado federal.

En respuesta a EL UNIVERSAL, la UNAM dijo que desde el 20 de abril, la Dirección General de Asuntos Jurídicos “tuvo conocimiento de una queja formulada por una trabajadora de base adscrita a la DGB, en contra de un trabajador de confianza de la misma dependencia”.

Dijo que se activó el Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género en la UNAM, el cual contempla el acompañamiento sicológico y jurídico, y que la titular de la DGB, Elsa Margarita Ramírez Leyva, llevó a cabo un procedimiento interno, en el cual, con base en la declaración de tres trabajadores de base, “desvirtuó” el hostigamiento que sufrió Yolanda, “razón por la cual no se aplicó sanción laboral alguna”, dijo.

Yolanda continúa trabajando en la Biblioteca Central y José Luis Rodríguez todavía es su jefe. Sobre la respuesta de la UNAM, señala que los trabajadores que testificaron que ella no había sufrido acoso, ni siquiera trabajan en su mismo turno, por lo que, en su opinión, no tienen elementos para saber si José Luis Rodríguez la hostigó o no.

Por lo pronto, ella continúa con su denuncia penal para que su agresor sea sancionado y evitar que ella y otras pasen por esta situación.

Asegura que hay más casos de abuso protagonizados por su jefe, pero que no se denuncian por miedo a perder el trabajo.

“Una no lo cree posible, cree que a lo mejor es su imaginación, que no pudo pasar, que fueron accidentes, que tal vez no era la intención de la persona hostigarte de esta forma. Uno, por el miedo de perder el trabajo, que todo el mundo te dice que es un trabajo completamente estable, por eso uno no denuncia y se aguanta muchas cosas”, contó.

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