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Con un recuento de las acciones más representativas que realizó el cardenal Norberto Rivera Carrera durante los últimos 22 años, la Arquidiócesis de México lo despidió a través del editorial del semanario religioso Desde la Fe, previo a que deje su cargo como arzobispo primado.

La marca que distinguió al prelado —argumentó el texto— fue llevar a cabo su misión con una apertura y diálogo con los medios de comunicación y con cercanía con los laicos, religiosos y consagrados.

“Tener diálogo con todos los ambientes sociales, incluyendo los medios de comunicación, y su presencia activa en los foros posibles, eclesiales y culturales. Estuvo dispuesto al encuentro con grupos sociales, con empresarios y políticos; con los fieles, y el presbiterio de toda la arquidiócesis”, refirió.

Nombrado por el papa Juan Pablo II cuando tenía 53 años, Norberto Rivera Carrera llegó a la Ciudad de México para consolidar un colegio episcopal con sus obispos auxiliares y vicarios generales.

Se distinguió por otorgarle confianza a cada uno en el desempeño de sus responsabilidades, descentralizando las actividades y acciones pastorales en las ocho vicarías episcopales y en las distintas comisiones.

Una vez que asumió como arzobispo, realizó las asambleas diocesanas que acompañaron cada año sus planes pastorales, incluyendo a los laicos, movimientos, religiosas y el presbiterio en general.

“Una verdadera experiencia sinodal que bien puede ser modelo de lo que toda comunidad diocesana necesita en los nuevos tiempos de sinodalidad de la iglesia”, expuso el texto de la arquidiócesis.

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