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Este no es un simple desarrollo y ni siquiera es una silla de ruedas normal. Se trata de un triciclo especial que le permitirá a Rosario Montes, una adolescente de 12 años que sufre paraplejia, ir y venir a la escuela. Lo diseñaron Ricardo y Luis Sanjuan Ramírez, estudiantes de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El principal problema de Chayito, como le dicen Ricardo y Luis a Rosario, es que tuvo que dejar de ir a la escuela puesto que no se podía trasladar sola: las calles del municipio de Putla Villa de Guerrero, en Oaxaca, no están urbanizadas y maniobrar en ellas una silla de ruedas común, es casi imposible.

Los hermanos tuvieron que pensar en un diseño, elaborado con materiales resistentes que se pudieran adaptar a la infraestructura de ese municipio; que se pudiera reparar por un mecánico o una persona que se dedique a arreglar bicicletas, que fuera barato y que le diera a Rosario la independencia que le permitiera ir sola a la escuela, puesto que su papá no puede seguir llevándola.

Esta situación la llevó a abandonar los estudios, pero ahora podrá recorrer sin ayuda el kilómetro de distancia entre su casa y la escuela secundaria, y los cinco kilómetros hasta el centro de salud, donde recibe sus terapias.

“Con este triciclo va a poder trasladarse, se va a poder poner de pie en las reuniones familiares y ser un poco más autónoma”, contó Ricardo Sanjuan, de 24 años de edad, egresado de la Ingeniería en Telecomunicaciones de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán de la UNAM.

El triciclo que diseñaron para ella es al mismo tiempo un bipedestador —una estructura que permite al paciente ponerse de pie—, una silla de ruedas y un vehículo eléctrico, que se pueden armar para que funcionen juntos o se pueden utilizar por separado. Adquirir estos aparatos en el mercado comercial tendría un costo de 150 mil pesos, aproximadamente, que la familia de Rosario no podría sufragar. La elaboración de este prototipo costó una tercera parte y los recursos los reunieron entre Ricardo, Luis y Junnuen Guevara, quien estudia Fisioterapia en la Universidad de Oriente campus Puebla y fue quien les llevó el caso de la niña.

“El diseño contempló que el chasis fuera flexible y resistente, porque si va a transitar en terracería necesitaba un material que le ayudara a su columna”, contó Luis, , estudiante de Ingeniería Mecánica Eléctrica Electrónica.

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