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La ciencia nos ha llevado a un punto en donde la pregunta no es si existe o no el cambio climático, hay demasiada evidencia que demuestra que sí, el verdadero cuestionamiento ahora es ¿qué vamos hacer para detenerlo?

Esta incógnita reunió ayer en la UNAM a un grupo de especialistas con la idea de construir diálogos y soluciones. La mesa marcó la apertura del coloquio internacional “Acosos a la Civilización. De muro a muro”, que organizan la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad de Guadalajara y la Feria Internacional del Libro (FIL), y que fue inaugurado por el rector Enrique Graue.

El rector dijo que “el muro que urge derribar es el de la desigualdad, la pobreza, el de la falta de oportunidades, el de la desigualdad educativa, el de la desesperanza, aquel que genera marginación, migración e inseguridad”.

Los integrantes de la mesa coincidieron en que el cambio climático no entiende de muros ni fronteras, es un problema que nos atañe a todos los seres humanos. El lingüista Noam Chomsky aseguró que estamos usando nuestra inteligencia para crear un asteroide que provocará la sexta extinción masiva, tal como la que extinguió a los dinosaurios.

El también filósofo e historiador estadounidense recordó una “máxima vil” del economista Adam Smith: “Todo para nosotros y nada para los demás”. Con esa frase ejemplificó la esencia del sistema capitalista por el que nos regimos, que está creando una tragedia donde la opinión de los “comunes” no es tomada en cuenta y sólo unos pocos son los beneficiarios de las decisiones.

Durante el debate, Chomsky trajo a la memoria el reciente anuncio del presidente Enrique Peña Nieto sobre el hallazgo de un yacimiento petrolero “que traerá la inversión que necesita México”.

El Premio Nobel mexicano Mario Molina aseguró que no es posible que Donald Trump piense que las academias de ciencia del mundo y todos los premios Nobel sean “medio idiotas”, y que se atreva a negar la existencia de un problema del que ya estamos viviendo las consecuencias: “Voltear a las energías renovables y contar con ingenio y creatividad nos llevará a un progreso económico y a tener un planeta sano”, enfatizó.

Richard Somerville, meteorólogo teórico, planteó que el problema del cambio climático va más allá de la ciencia y la tecnología: “No es ideología ni una postura política, es un asunto de moral y ético, porque debemos preocuparnos por las futuras generaciones. No podemos heredarles un problema así”. Y recalcó que cumplir con los objetivos del Acuerdo de París es clave para detener el calentamiento global.

Entre aplausos de los presentes por ser la única mujer entre los ponentes, Alicia Bárcena, bióloga y secretaria ejecutiva de la Cepal, se levantó de su lugar y con fuerza afirmó que el multilateralismo puede ser una solución para el bienestar de la gente, “pero, ¿cómo nos vamos de donde estamos al multilateralismo?, no estamos en una época de cambios, estamos en un cambio de época”. Argumentó que uno de los grandes problemas de nuestra época es la migración.

“No es posible que 244 millones de personas vivan fuera de su lugar de origen”. Habló también de los grandes cambios geopolíticos: “Vemos a China construyendo puentes y a Trump construyendo muros, un mundo que no nos imaginábamos hace menos de un año y tenemos una crisis de los modelos de desarrollo que le apostaron al libre comercio como la única salida neoliberal de nuestro desarrollo y ahora está en crisis ese modelo”.

Invitó a los estudiantes a sumarse al cambio que se requiere.

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