“No sabía que podías vivir haciendo caricaturas”, recuerda sobre su infancia el animador Jorge Gutiérrez, escritor y director de la célebre película El libro de la vida. Agrega que “cuando me preguntaban que quería ser de grande respondía: ‘quiero ser escritor, pintor, director de cine’, y un amigo de la familia me dijo: ‘eso es la animación, las tres cosas juntas’, pero como no veía a ningún mexicano haciéndolo decía ‘no se puede’”.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Gutiérrez relata cuáles han sido los momentos más difíciles sobre esta profesión que comienza a apuntalar a talento mexicano en el espectro internacional.

Relata que desde que cursaba la universidad la incursión de los mexicanos en este rubro en Estados Unidos no era bien vista, puesto que los productores no querían invertir ni adquirir sus proyectos debido a que eran “muy mexicanos” para el público estadounidense.

“Desde que empecé en la escuela mis maestros me decían: ‘tú sigue haciendo cosas mexicanas y nadie te va a dar trabajo porque no hay programas ni películas así de mexicanos’; entonces dije: ‘es mi país, es mi orgullo, es mi sangre. Lo que ellos ven como una debilidad lo voy a hacer mi fuerza’, entonces me enfoqué completamente a celebrar la cultura no sólo folcklórica, sino también popular de México, y poco a poco fue aceptada.

“Ahora que veo a todos esos profesores me dicen: ‘qué bueno que le seguiste’, pero esto ha sido algo que me ha cerrado muchas puertas, pero voy a seguir tocando”, asegura.

El libro de la vida es una película en 3D inspirada en la celebración del Día de Muertos y en 2014 recibió una nominación al Globo de Oro como mejor película animada. Fue animada por computadora y producida por Reel FX Creative Studios, distribuida por 20th Century Fox y entre sus productores destaca Guillermo del Toro, quien le aconsejó realizar una película de una franquicia diferente a la mexicana para aprender.

En todos sus trabajos la principal fuente de inspiración de Jorge es la muerte, debido a que de niño vivió la pérdida de su mejor amigo. Por ello, la iconografía de la muerte siempre le ha atraído y considera que en México se le ve de una forma diferente, original.

Otra motivación para seguir creando es la parte negativa que se ve de México en la prensa internacional. “Muchas veces hay notas mexicanas sobre crímenes, narcos o muchas cosas muy feas”, comenta. Asegura que como representante de México quiere mostrar la parte positiva, las celebraciones, la cultura e inclusive mostrar lo que la gente no conoce, todo reflejado a través de su trabajo.

La historia de El Tigre

Originario de la ciudad de México, a los nueve años de edad, Jorge se fue a vivir a Tijuana, Baja California. Desde niño amaba la animación, las caricaturas y las cintas animadas. Allá aprendió inglés sintonizando programas en la señal estadounidense.

A los 14 años investigó sobre la universidad fundada por Walt Disney, en Los Ángeles, el CalArts (California Institute of the Arts). Aunque sus padres no contaban con la solvencia económica para poder mandarlo a esa escuela, fue aceptado a los 17 años, obtuvo una beca y posteriormente el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) lo apoyó con una maestría. En esos seis años de preparación adquirió altos conocimientos en animación.

Su inicio fue en internet, donde realizaba caricaturas para Sony, posteriormente trabajó para Disney, Warner Bros y Nickelodeon.

El Tigre: las aventuras de Manny Rivera es, sin duda, uno de los trabajos más representativos del animador. Esta serie animada está inspirada en vivencias del propio Jorge y su esposa, Sandra Equihua.

La caricatura ganó siete Emmys, entre ellos el de Mejor Dirección en un Programa Animado. Además rompió récord de audiencia en Nickelodeon, en 2007.

Ahora, comparte su experiencia con jóvenes animadores, a través de Pixelatl, un festival que busca ser un puente de innovación entre los creativos mexicanos y la industria internacional, como lo explica José Iñesta, director general de Pixelatl. Agrega que lo que este sector busca es que otros países apuesten por contenidos hechos 100% en México.

México es un país asiduo a los contenidos audiovisuales y las estadísticas reflejan que los mexicanos son consumidores, pero no productores de contenido de animación. Hay más de 29 mil niños mexicanos que buscan contenido diario en las plataformas digitales y Pixelatl busca generar los puentes necesarios para crear contenidos adecuados para ese sector de la población.

Las raíces y el siguiente reto

Entre sus trabajos, Gutiérrez destaca El libro de la vida, inspirado en su tesis de la universidad. Originalmente era un cortometraje llamado Carmelo creado en 1997 y presentado en 2000. “Trata sobre títeres, el Día de Muertos, todo el look de El libro de la Vida, el cual nace porque un agente me contrata y me firma para su agencia y me dice: ‘escribe una película inspirada en tu corto’.

“Todos los personajes de El libro de la vida están inspirados en familiares y amigos, de la idea de un artista que en la película se ve reflejado como un músico, el artista que nadie quiere apoyar, entonces es la historia de mi carrera.

“Convencer a tu suegro de que te respete es la historia de mi vida y de mi papá, porque él también sufrió mucho de arquitecto, entonces está muy inspirada en vivencias. Cuando lo escribía pensaba en mi mamá, mis abuelos, mi familia; entonces, pienso que todas esas historias escritas así son historias que trascienden de algo muy honesto”, confiesa Jorge.

Ahora, el animador se enfrenta a un gran reto en su vida personal y laboral, pues se convertirá en el primer director mexicano en realizar una cinta animada para Lego.

“Me siento muy feliz y siento que estoy jugando en la juguetería de alguien más”, comenta Jorge Gutiérrez.

Aunque no dio detalles de la película, nuevamente su esposa Sandra es un pilar importante en este proyecto. Comentó que se podrá apreciar un toque de la cultura mexicana, como en todos sus trabajos, y que será una historia original.

Su creación más reciente es una animación en realidad virtual llamada El hijo del jaguar, que narra la historia de un luchador muerto que “visita” a su familia.

Explica que frecuentemente las historias de fantasmas están contadas desde el punto de vista de la gente viva, por lo que decidió que en esta ocasión será narrada desde la experiencia de un fantasma. “De niño quería ser luchador. Cuando veía que la gente se ponía los lentes de realidad virtual me recordaba a los luchadores cuando se ponen las máscaras, inclusive ves las cosas en realidad virtual; todo mundo decía que te sentías como fantasma porque no puedes tocar nada”, cuenta.

Recientemente, en redes sociales compartió la portada de Frontera Bang, un libro de arte que contará con más de 90 pinturas con historias y explicaciones.

Sobre Coco, de Pixar, Jorge comentó que “el respeto y el cuidado que se puso hace a mi corazón cantar. El talento de Lee Unkrich considerado por Pixar para mostrar la cultura mexicana es un regalo. Esperemos que Hollywood pueda aprender que una película como esta no sólo es rentable, sino que universalmente nos mantiene abrazados y amados”.

Jorge vive en Estados Unidos. Recuerda su niñez y trata de representar al México auténtico, no el documental ni la versión romántica del país que recuerda. El estilo estético y la creación de cada uno de los personajes están ligados y viven en el mismo mundo.

A sus 42 años, el artista no busca cambiar su estilo y se encuentra muy feliz con todo lo que ha logrado, y no les teme a las críticas ni a las comparaciones.

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