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Leobardo Orea pasó a un consultorio adyacente para que le checaran la presión arterial, es un chequeo que se hace de manera rutinaria, “para prevenir”, aunque es trabajador del Estado y derechohabiente del ISSSTE, prefiere este tipo de consultas por la inmediatez.

Tiene 58 años y confiesa que únicamente usará ese servicio en caso de necesitar atención especializada.

“Lo que no me gusta del instituto es que a veces los médicos son inhumanos, no generalizo porque hay gente extraordinaria, también hay carencia de medicina, por eso uno mejor viene a estos lugares”, declaró.

La comodidad es otro factor para que Leo busque  farmacias  con consultorios anexos, evita perder tres o cuatro horas en el ISSSTE.

“Aquí, en 10 minutos te dieron un diagnóstico y medicina, aunque repito que sólo vengo por situaciones de prevención”, indicó el hombre.

“No se compara con los institutos de salud”. Recalcó que procura programar una consulta en su unidad de medicina familiar al menos una vez al mes, “porque esta atención en las  farmacias  nunca se va a comparar con la que ofrecen los institutos, hay que aprovechar que tenemos la prestación”.

Invitó a la sociedad a visitar a estos médicos ante alguna emergencia o para checarse la presión y también la toma de glucosa.

“No sólo debemos echar la culpa al sistema de salud, también es de nosotros la responsabilidad de atendernos”, dijo Leobardo.

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