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Un grupo de especialistas japoneses y otro de israelíes, en temas de rescate y crisis, llegaron a reforzar los trabajos de búsqueda de personas con vida que aún están sepultadas en los escombros del multifamiliar devastado en Calzada de Tlalpan y Ciudad Jardín, tras el sismo del pasado martes.

Mientras los asiáticos lograron el rescate de una persona con vida, los israelíes lograron sacar de entre los escombros los cuerpos de cuatro personas fallecidas, por lo que el saldo hasta este momento es de 10 muertos, siete rescatados y cinco desaparecidos.

El apoyo llegó a la zona en la que se desplomó el complejo habitacional de cerca de 70 departamentos, luego de que creciera la posibilidad de más rescates. El primero en arribar fue el equipo de 13 expertos enviados por el gobierno de Japón, quienes dominan el rastreo de personas, a través de equipo tecnológico que transportaron en un tráiler.

La ovación no se hizo esperar cuando, en forma ordenada, ingresaron los asiáticos a la zona de desastre, puesto que los ánimos habían bajado, luego de que por la mañana se había confirmado que dos de las nueve personas sepultadas entre los escombros habían perdido la vida.

Entre aplausos, los expertos se preparaban para subir al sitio en el que se desplomaron los tres niveles sobre el segundo piso del complejo de departamentos. No tenían ni una hora en el montículo de ruinas cuando se pidió silencio y, tras un par de minutos, confirmaban que una víctima daba señales de vida; sólo faltaba reiterar que las seis restantes también lo estaban.

Sin embargo, los hombres vestidos con overoles naranja con azul pidieron a través de su traductor cuatro minutos de silencio absoluto, para después arrancar los aplausos cuando uno de los rescatistas mexicanos gritó: “¡Confirmado; tenemos vida!”, resultado del trabajo reforzado por los asiáticos.

La fina figura de los sigilosos japoneses contrastó con la ruda labor de los israelíes, quienes analizaron por algunos minutos el edificio en ruinas; se acercaban y de forma contundente ascendían a la cúspide de la parte siniestrada.

Se trata de un grupo de 15 voluntarios especializados en antiterrorismo, atención a desastres y rescate bajo tierra, agua y escombros.

A estos hombres, vestidos de verde, les tocó entrar en algunas de las excavaciones y entre los escombros confirmaron la muerte de las cuatro personas que murieron, lo que cimbró nuevamente esta zona sur de la Ciudad de México.

Los israelitas no llegaron solos, puesto que trajeron a México un equipo hidráulico especializado, así como otro para perforación, una planta de luz y herramientas necesarias para la búsqueda de cuerpos o personas con vida.

Si bien los japoneses y los israelíes lograron unir esfuerzos con los rescatistas mexicanos, militares y marinos, fueron los elementos de la policía de la Ciudad de México los que entorpecieron los trabajos de búsqueda.

Los elementos de tránsito permitieron a discreción el tránsito vehicular, a pesar de que eso generó ruido y vibraciones en la zona de desastre, mientras los especialistas intentaban comunicarse con las víctimas sepultadas.

“Mi trabajo nada más es permitir y agilizar el tráfico vehicular y son indicaciones de mis superiores, así que arréglense con ellos”, vociferó uno de los elementos de tránsito a cargo del operativo.

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