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Los cárteles mexicanos encontraron que el secreto para sobrevivir era tener una estructura descentralizada en el negocio; es decir, darle participación a bastantes operadores e intermediarios a nivel mundial, considera Ariel Ávila Martínez, subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación Colombia.

Asegura que se trata de grupos con estructuras transnacionales y que los mexicanos, como el Cártel de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación y otros son el último eslabón por la frontera que se tiene con Estados Unidos; eso les da una visibilidad importante, porque “son organizaciones con estructuras, que tienen su asiento en México por la frontera que hay con Estados Unidos, pero en la vida real tienen negocios de prostitución, blanqueo de dinero, venta de predios, tienen una cartera muy diversificada que les ha permitido crecer”, explica.

El especialista en temas de narcotráfico y seguridad comenta que México, en su lucha contra las drogas, lo que ha hecho es fragmentar el negocio de manera que son redes las que han aprendido a remplazar a todos los intermediarios detenidos o que mueren.

“Son organizaciones que tienen gran capacidad de reposición de personas, redes y contactos. Eso les permite supervivencia. Las organizaciones han logrado adaptarse a la política de lucha contra los líderes que han entablado los Estados de la región”, asegura.

José Antonio Newman, especialista en seguridad nacional, comenta que antes la producción de marihuana y cocaína se concentraba en Colombia, eran los grandes productores; sin embargo, la operación en Colombia hizo que la producción girara hacia México y lo que generó fueron los grandes proveedores de marihuana y cocaína en el mundo.

“Buena parte de lo que se produce llega a la Unión Americana; pero no es que los grupos mexicanos tengan presencia en el mundo de manera física, sino que cuentan con alianzas. Se unen con organizaciones locales”, menciona.

Advierte que los grupos mexicanos son grandes productores y distribuidores de mayoreo a Estados Unidos y Europa, de ahí se ramifica, pero no con personal propio, sino con organizaciones locales. “Sinaloa es el cártel más fuerte, viejo y eso te permite tener alianzas y canales de distribución. Lo que sí queda claro es que cada día hay una atomización de los grupos por un pleito interno”, enfatiza

Ariel Ávila Martínez advierte que los grupos del narco mexicano financian estructuras criminales que sirven como mediadores, tienen una presencia en el negocio, pero no en la estructura permanente en una región, por ejemplo, en el caso de Ecuador, Perú y Argentina tienen intermediarios estables que coordinan la salida de la droga.

La presencia no es homogénea, hay intermediarios a quienes por medio de enviados compran droga, en el caso de Colombia, y luego se mueven con un equipo de seguridad pequeño, contratan a gente de la comunidad para trasladarlo en lanchas rápidas o en semisumergibles.

“Más que mexicanos son cárteles transnacionales, es decir, hay colombianos, dominicanos y panameños que lavan el dinero, también brasileños, pero el eje principal está en México. Digamos que es una misma estructura, aunque con diferentes nodos”, indica.

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