Los ojos de María Herrera Magdaleno no paran de derramar lágrimas y sus pies no se cansan de recorrer cientos de kilómetros en busca del paradero de cuatro, de los ocho hijos que tiene.

Esta mujer de 68 años afirma que nunca se cansará de buscarlos, “estén vivos o muertos, quiero encontrarlos antes de que me muera, necesito saber dónde están”.

En su bolsa negra siempre carga la foto de Gustavo, Jesús Salvador, Luis Armando y Raúl Trujillo Herrera, porque “puede que alguien los conozca, demos con su paradero y se reúnan con sus hijos, sus esposas, con sus otros hermanos y conmigo”.

Sus hijos, Raúl, de 19 años, y Salvador, de 24, desaparecieron cuando regresaban de comprar y vender oro en Atoyac de Álvarez, Guerrero, el 28 de agosto de 2008. Ese día, su madre los esperaba en Pajacuarán, Michoacán, para que la ayudaran a poner un puesto de uniformes escolares en la calle; sin embargo, nunca arribaron.

“Cuando dieron las cinco de la mañana y no llegaban, supe que algo andaba mal. Desde ese día no puedo estar tranquila, los necesito, los quiero ver y abrazar. Y si no están vivos, saber dónde se encuentran, para darles santa sepultura. Soy realista, puede que estén muertos, pero quiero saber qué fue de ellos y quiénes los asesinaron”.

Junto con cuatro de sus hijos y su esposo, quien todavía vivía, iniciaron una búsqueda por distintas ciudades de la República para saber del paradero de Raúl y Salvador.

Debido a que los recursos para esta búsqueda se agotaban y necesitaban dinero para sus familias, Luis Armando, de 24 años y Gustavo, de 28, decidieron continuar en la compra y venta de oro, por lo que en un viaje que hicieron a la ciudad de Poza Rica, Veracruz, el 22 de septiembre de 2010 ellos fueron desaparecidos presuntamente por elementos policiacos.

“Tengo a cuatro de mis ocho hijos desaparecidos, mi esposo se murió de un infarto después de que no supe de mis primeros dos hijos. No le deseo a nadie este sufrimiento que tengo y que no para. Estoy muerta en vida”.

Al considerar que ha tenido poca ayuda por parte de las autoridades, afirma que es en la sociedad donde está el respaldo necesario para encontrar a sus hijos y a los de miles de familias más.

“Es en la sociedad y en las organizaciones sociales en donde está el apoyo para encontrar a nuestros hijos, porque todas las autoridades no nos han respondido y nos han fallado”, comenta con voz entrecortada. Insiste en que no se dará por vencida en su búsqueda.

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