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Los trabajos de búsqueda de víctimas y remoción de escombros acabaron ayer en el edificio que albergaba una fábrica textil y que se derrumbó el pasado martes tras el sismo, en las calles de Chimalpopoca y Bolívar, en la colonia Obrera, en la delegación Cuauhtémoc.

El saldo final de esta búsqueda, que duró tres días (72 horas), fue de 21 muertos y dos personas rescatadas con vida. Participaron elementos del Ejército, la Marina, Protección Civil, Cruz Roja, además de cientos de voluntarios, describió el subsecretario de Administración y de Capital Humano de la Ciudad de México, Miguel Ángel Vázquez Reyes.

Un grupo de activistas se inconformó con las autoridades encargadas de este operativo, debido a que no les informaron el saldo final de los cuerpos y personas rescatadas. Se quejaron porque querían que se revisara la existencia de un presunto “sótano” donde pudiera haber más cuerpos. Incluso, no querían que se utilizara maquinaria pesada en la zona debido a que podría haber más cadáveres.

Los ánimos subieron de tono por la exigencia; no obstante, las autoridades encargadas del caso certificaron que no había más cuerpos, ni heridos en el cascajo que quedó, puesto que prácticamente el lugar fue “limpiado”.

“No podemos descartar nada, lo hicieron los especialistas, lo vieron ustedes, solamente estamos coadyuvando y ayudando en las tareas”, dijo Ángel Vázquez. Agregó que ni los dueños de las empresas, ni de la fábrica textil, ni de la juguetería, ni de la tienda de ropa o de la distribuidora de cuestiones automotrices pudieron corroborar las listas de las personas que estuvieron dentro del inmueble.

“Ahora viene el resguardo de parte del Ejército y vamos a meter un equipo de trabajadores del Gobierno de la Ciudad de México para recoger el cascajo que quede y recuperar los camellones”, declaró.

Exigencia. La tensión subió de tono por la exigencia de los brigadistas y tuvieron que intervenir granaderos de la capital del país. Los civiles demandaron que les permitieran ingresar al predio a certificar que no existiera ningún cuerpo más en el sótano.

Una comisión de voluntarios ingresó al predio. Damián Mendoza, uno de los brigadistas, aseguró que una de sus principales molestias es que no hubo una información oficial de parte de las autoridades que certificara cuántas personas había trabajando en el momento del percance, cuántas se rescataron con vida y cuántos cuerpos se encontraron.,

Indicó que tras el momento de tensión, los militares les permitieron el acceso y ellos certificaron que no hubiera ni una víctima más.

“Los soldados han estado, en cuanto les pedimos algo lo dan. La gente se puso a hacer los agujeros, quedó que era algo humano y justo dejar que la gente buscara el subsuelo y que se diera por vencida, la sociedad no está escarbando porque está confirmado que abajo sólo hay tierra y estamos seguros”, aseguró Damián Mendoza.

Los voluntarios se organizaron afuera de las vallas que elementos de la policía capitalina implementaron para mantener presencia física en este inmueble y evitar el ingreso de la maquinaria pesada, puesto que, según ellos, todavía había cuerpos.

Última revisión. Un grupo de rescatistas continuaron trabajando para buscar un sótano, que una vecina aseguró que existía; sin embargo, localizaron una cisterna y las tuberías del drenaje, pero continúan con las labores.

Dos hombres, quienes aseguraron trabajar para el gobierno federal, les ofrecieron la ayuda necesaria, pero dijeron que los rescatistas habían determinado que no había más habitaciones en el inmueble, por lo que los rescatistas pidieron los planos del edificio para poder quedarse tranquilos.

Decenas de jóvenes continúan esperando hasta que las autoridades den cifras de cuántos trabajaban en el lugar y cuántos fueron rescatados; algunos se hicieron a un lado al ver que no podría haber más cuerpos.

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