Señor Director:

En la edición del 18 de febrero El Universal publica un artículo titulado "Polonia y su Holocausto" (http://www.eluniversal.com.mx/articulo/arnoldo-kraus/nacion/polonia-y-su-holocausto) de Arnoldo Kraus, cuyo título nos parece surgir de un contundente malentendido y que contiene opiniones que son a todas luces erróneas, desprendiéndose además de una equivocada interpretación de la ley sobre el Instituto de la Memoria Nacional de Polonia.

Subrayamos que la ley no surge del afán de penalizar declaraciones u opiniones referentes a los casos específicos de colaboración de ciudadanos polacos con la Alemania nazi o su ejército en la persecución de judíos (que indudablemente tuvieron lugar), sino de la intención de refutar u oponerse a juicios y determinaciones generales que adscriban a Polonia o a la nación polaca la responsabilidad o corresponsabilidad por las atrocidades del nazismo alemán. Mas las sanciones legales que se contemplan para los que empleen la frase “campos de concentración polacos” no manifiestan su índole negacionista, sino lo contrario, a saber: un exhorto del gobierno polaco a que se respete la verdad histórica.

Huelga decir que Polonia fue invadida por la Alemania nazi en septiembre del 1939 y los campos de Auschwitz, Treblinka, Bełżec (y los demás) fueron creados, operados y controlados bajo la exclusiva potestad del invasor alemán. No es nuestra intención negar los lamentables casos de agresiones de algunos ciudadanos polacos contra los judíos, pero sostener, por consiguiente, que los campos de concentración eran “polacos” (o que hubo campos de concentración “polacos”) es una flagrante confusión y falsedad que requiere rectificación.

Por otro lado, nos resulta francamente exagerada la frase “el gobierno ultranacionalista de Polonia”, la cual parece sugerir implícitamente una marcada propensión del estado polaco hacia una suerte de “autarquía cultural”, refutada rotundamente por la estadística: en el año 2016 Polonia recibió a casi 600 mil inmigrantes, cediendo en la Unión Europea únicamente ante el Reino Unido y superando a Alemania.

Por lo consiguiente les pedimos amablemente que se modifique el contenido del dicho artículo o que se publique la presente rectificación.

Marcin Żurek

Sección de Política y Prensa

Respuesta del articulista:

Agradezco su interés por mi artículo, Polonia y ´su´ Holocausto, publicado en estas páginas el domingo próximo pasado. No modifico mi texto como usted sugiere. Respondo su misiva.

1. Concuerdo con el gobierno polaco. Los campos de concentración no fueron polacos, fueron alemanes. Desconozco el número de polacos que arriesgaron su vida al esconder judíos; mi admiración y reconocimiento para ellos. De igual forma desconozco el número de polacos que colaboraron con los nazis.

2. En mi artículo cité las atrocidades cometidas por los polacos contra sus hermanos judíos en Jedwabne. Esa historia es irrefutable. A menor escala, sobran ejemplos.

3. Vecinos: El exterminio de la comunidad judía de Jedwabne, Polonia, de Jan T. Gross (Crítica, 2002), narra la brutal historia de la masacre. La historia oficial polaca había olvidado ese episodio. No en balde, como señaló Guillermo Altares (El País, 18 febrero, 2016), el encono polaco, “El Gobierno de Varsovia inicia una cruzada contra el historiador Jan T. Gross, que desveló la matanza de judíos en Jedwabne, perpetrada por polacos”.

4. En el mismo tamiz, vale recordar la historia de Bronislaw Gemerek (1932-2008), judío polaco, comunista y euro diputado, quien luchó y contribuyó a la transformación de su cuna, Polonia. En los últimos años de su vida, tuvo que defenderse de los ataques de los gobiernos ultraconservadores encabezados por los gemelos Jaroslaw y León Kaczynski.

5. Comprendo que el término gobierno ultraconservador polaco genere molestia. No lo digo yo. Valdría la pena consultar a la población gay o a las mujeres que defienden el derecho de abortar, o bien, leer, entre una miríada de textos, a Marco Appel, Polonia: el regreso del autoritarismo (Proceso, 31 diciembre, 2015): “…el partido que dirige el gobierno, Ley y Justicia, aprobó en los últimos días dos reformas para obtener el control del Tribunal Constitucional y el de los medios de comunicación”.

6. El sufrimiento del pueblo polaco fue inmenso durante la invasión alemana. Sufrieron por los nazis y por los rusos. De ahí su interés por revisar la historia. La matanza de Katyn como ejemplo. Dirigida por el gran cineasta polaco, Andrzej Wajda, la película Katyn (2007), revive uno de los episodios más terribles de la historia de Polonia, el asesinato de 20,000 oficiales polacos a manos de los rusos, quienes pretendían culpar a los nazis de la masacre. Rescatar la memoria es el quid de la película.

7. No comprendo, al referirse a la hospitalidad polaca en 2016 por recibir 600,000 inmigrantes, su término “autarquía cultural”. No concuerdo, sin embargo, ni creo que Angela Merkel piense que Polonia “haya superado a Alemania”, en ese rubro.

8. ¿Qué sucedió cuando los supervivientes judíos del nazismo regresaron a sus casas? La mayoría fue rechazada. Casas y propiedades habían sido expoliadas por los vecinos polacos.

9. Recordemos a Paul Ricouer: “La memoria encuentra el sentido de la justicia en el camino de la crítica histórica. ¿Qué sería una memoria feliz que no fuese al tiempo una memoria equitativa?

Agradezco a la Embajada de Polonia el interés por mis ideas.
Arnoldo Kraus

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