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México se convertirá en un país receptor de inmigrantes, principalmente centroamericanos, quienes están viendo al país como un destino y no sólo de tránsito hacia Estados Unidos, señaló el coordinador residente del Sistema de las Naciones Unidas en México y Representante del Programa Nacional de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Antonio Molpeceres.

El fenómeno se está dando en ciudades altamente industrializadas y localizadas en el norte del país como Monterrey, Nuevo León y Saltillo, Coahuila, que se han convertido en mercados laborales destino.

“Un reto que México va a vivir es el tema de la migración. Va a empezar a ser un país receptor de migrantes aunque les guste o no. Eso va a ser una realidad. Mucha de la gente que se encuentra en los centros de detención [del Instituto Nacional de Migración] no está viendo a Estados Unidos como un destino final sino a Monterrey y Saltillo, dijo.

En entrevista, el funcionario del PNUD señaló que México es visto a nivel internacional como una economía pujante, lo que ha generado que muchas personas, principalmente de países centroamericanos, quieran trabajar, vivir y criar a sus hijos aquí para “tener un futuro mejor”.

Esta situación se ha visto en otros países de América Latina, como Chile y Panamá, donde están naciendo las primeras generaciones de migrantes, esto ha venido ocurriendo a partir del crecimiento económico del país y no necesariamente por las políticas antimigratorias del presidente estadounidense, Donald Trump.

“Las limitaciones que estamos viendo en Estados Unidos pueden, de cierta forma, incitar a la gente a que no lo vean como un destino factible, pero este fenómeno [el incremento de la migración hacia México] que hemos venido viendo desde hace cierto tiempo, empieza a aparecer en pequeños núcleos de gente de otros países que piensan que México es su futuro”, dijo.

A partir de la llegada de extranjeros que deciden vivir aquí, el país se enfrentará a un reto importante, que es lograr que estas personas se puedan integrar a la sociedad y la cultura local.

Los funcionarios públicos y las políticas de Estado se van a tener que adaptar a esta nueva realidad, en la que se deberá buscar, por ejemplo, abrir espacios en los planteles educativos para niños que no hablen español, y facilitar a los adultos que aprendan el idioma.

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