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Kramerbooks & Afterwords, una de las principales librerías independientes de Washington, empezó a vender el explosivo libro Fire and Fury: Inside the Trump White House (Fuego y furia: dentro de la Casa Blanca de Trump) la medianoche del viernes y los 72 ejemplares que tenía se agotaron en menos de 15 minutos.

El cartel de “Sin existencias” colgó en todas las librerías de la capital de EU, que vieron volar todos los ejemplares del libro más esperado y explosivo sobre la presidencia de Donald Trump en el inicio de 2018, fuente de amenazas judiciales, descalificaciones y consolidación de todos los rumores sobre una administración caótica y disfuncional, capitaneada por un presidente incapaz de hacer bien su trabajo.

El furor por hacerse con el libro fue inaudito, con imágenes que los libreros no recordaban desde el lanzamiento de nuevos volúmenes de la saga juvenil Harry Potter. Todos esperan con ansia que les lleguen centenares de nuevas ediciones para poder contentar toda la demanda.

Fire and Fury ya era número uno en la lista de ventas antes de salir al mercado, en parte gracias a la promoción provocada por un Trump furioso con el retrato que se hace de él en sus páginas y escupiendo fuego, especialmente dirigido a su ex estratega en jefe, Stephen Bannon, fuente principal del texto.

Con Washington ya sufriendo la escasez de ediciones del libro (sólo se podía conseguir su formato digital a través de internet), su autor, Michael Wolff, empezó su gira promocional con una entrevista a NBC, en la que defendió la “certeza” de todo lo que ha publicado y redobló la caricatura que hace del presidente.

“Mi credibilidad está siendo cuestionada por un hombre que tiene menos credibilidad que quizá nadie que haya caminado nunca sobre la faz de la Tierra”, dijo Michael Wolff, saliendo al paso de las reiteradas acusaciones de haber escrito un libro “falso” y lleno de chismes.

El último en acusarlo de farsante fue el propio presidente, quien, al ver que su amenaza de denuncia judicial era infructuosa y contraproducente, negó haber hablado con el periodista.

Wolff lo corrigió: al menos se entrevistaron durante tres horas en ese año. El autor aprovechó la entrevista para hacer un perfil de cómo el equipo de la Casa Blanca ve al magnate y la caricatura fue desastrosa para él: según Wolff, el “cien por cien” de la gente que rodea al presidente lo ve como un “niño” que necesita agasajos y atención constante.

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