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Ese 5 de abril, la víspera de Semana Santa, hacía mucho calor. Estaba por llegar el presidente Enrique Peña Nieto a los campos deportivos del IMSS en Cuernavaca. Trabajadores terminaban de pegar con grapas las mantas que completarían el escenario para la inauguración del Paso Exprés de Cuernavaca.

Al llegar se veía incómodos tanto al gobernador de Morelos, Graco Ramírez, como al titular de la SCT, Gerardo Ruiz Esparza. Algunos lo atribuyeron al conflicto entre el mandatario y el alcalde Cuauhtémoc Blanco.

Ahí, frente al presidente Peña Nieto, el gobernador Graco Ramírez si bien deslizó algunas diferencias, reconoció que las discusiones con la SCT sobre la obra fueron en tono cordial.

“Presidente, qué le puedo decir, estamos muy reconocidos por este compromiso; estamos muy agradecidos”, dijo Ramírez.

“Ésta es una obra muy importante, y permítame decirle a usted, que nos llevó un tiempo de reflexión y de amigable debate, porque originalmente se pensaba que lo más eficiente era un segundo piso para esta vía”, resaltó.

Definió como “técnicamente” a esta solución pese a que no le gustaría a mucha gente, pero afirmaba que con las obras que impulsaba el gobierno federal ganaban los morelenses.

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