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Iván López Fernández es un contador público y tiene su propio despacho en su natal Veracruz. Es uno de los 41 aspirantes a ser auditor Superior de la Federación, pero en su curriculum, hay una mancha: fue contralor del gobierno de Javier Duarte en Veracruz, en la primera parte de su administración (2010 a 2013).

La pasada administración de Veracruz es de los gobiernos con más observaciones y denuncias presentadas por el desvío de recursos y su gobernador, Javier Duarte, se encuentra preso en el Reclusorio Norte de la capital del país.

“Hay que tener valor para presentarse con esos antecedentes y querer ser auditor”, dijo uno de los asistentes al salón Protocolo de la Cámara de Diputados, en donde se desarrollan las entrevistas para suceder al actual auditor Superior, Juan Manuel Portal.

López Fernández llegó temprano. Portaba un saco azul y una corbata del mismo tono. El cabello recortado, una pluma en su mano derecha y su desenvolvimiento fue natural, normal, no había nervios, ni sudor en su rostro.

Expuso en poco más de 10 minutos por qué quiere ser auditor superior y los retos que ve en el Sistema Nacional Anticorrupción. Inmediatamente después vinieron las preguntas de los diputados y el ex funcionario de Javier Duarte logró algo: unificar a todas las bancadas. MC, PRD, PAN y PRI, todos lo criticaron y cuestionaron.

Su rostro duro lo decía todo. Cambiaba una y otra vez su posición y simulaba que escuchaba con atención a los diputados que lo interrogaban. “¿Le parece a usted que dio resultados en Veracruz como para venir a plantear ser titular de la columna vertebral del combate a la corrupción en el país?”, lanzó la flecha directa la diputada de Movimiento Ciudadano, Claudia Corichi a Iván López Fernández.

López Fernández recibió críticas directas durante 30 minutos, que si no descubrió nada que pudiera impedir el desvío de recursos con Javier Duarte, qué hizo para combatir la corrupción, que si participó en sus empresas fantasma o qué pasó con las cajas de huevo en las que presuntamente el ex gobernador enviaba dinero al PRI.

Él afirmó que tiene la conciencia tranquila y tiene los méritos suficientes para ser el próximo auditor Superior de la Federación por los próximos ocho años. Se deslinda de lo que llama “desmanes” en Veracruz y afirma que las acusaciones fueron a partir de 2013, cuando él ya no formaba parte de esta administración, de la cual salió por “no estar de acuerdo con lo que estaba sucediendo”.

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