Los recientes resultados dados a conocer por el CONEVAL, organismo autónomo, sobre la situación socioeconómica de las familias mexicanas son alentadores, y permiten hacer una evaluación objetiva de la política social seguida por la actual administración, enmarcada en la profunda crisis económica derivada de la pandemia por la Covid-19, el encarecimiento de alimentos y suministros para la industria por la guerra Rusia-Ucrania, las altas tasas de inflación de los últimos dos años, así como altas tasas de interés en respuesta a la contracción monetaria de Estados Unidos.

Destaca la reducción de la pobreza por ingresos en poco más de 5 millones de personas entre 2018 y 2022, y la reducción de la desigualdad, tanto entre los hogares como entre las entidades federativas de nuestro país.

El primer dato permite evaluar la efectividad de la política laboral y de los programas sociales aplicados por el actual gobierno, porque estos ingresos se integran con los ingresos por trabajo (subordinado o independiente), la renta de la propiedad, las transferencias (monetarias y no monetarias) y, los pagos en especie. En los ingresos laborales impactó de manera importante la política de salarios mínimos del actual gobierno, al incrementarlos en 98% en términos reales de enero de 2019 a enero de 2023. También influyó la modificación en el trabajo bajo el esquema de outsourcing, permitiendo que muchos trabajadores ahora tengan acceso a seguridad social.

En cuanto al rubro de transferencias, se puede comprobar que tanto en la cobertura como en el monto de los recursos asignados, se ha dado prioridad a los hogares más pobres; y su efectividad deriva de cómo se concibieron originalmente, como programas universales en casi todos los casos, en lugar de ser focalizados y condicionados como eran antes.

Coneval realiza un ejercicio para medir el impacto de los programas sociales en la reducción de la pobreza y encuentra que, sin estos programas, la cantidad de personas en situación de pobreza en 2023, no habría sido de 46.8 millones sino de 50.1, es decir, 3.3 millones de personas más.

Otro resultado que destaca en los datos de Coneval es la reducción de la desigualdad, tanto entre los hogares como a nivel geográfico. Esto, en gran parte, se explica por el aumento del ingreso de los hogares con los ingresos más bajos, y a que los recursos de los programas sociales tuvieron un impacto mayor en dichos hogares. Así, en 2018, el ingreso promedio en los hogares de ingresos más altos era 18.3 veces el ingreso promedio de los hogares con los ingresos más bajos; para 2022, esa brecha se redujo a 15 veces.

A nivel geográfico, el ingreso promedio de los hogares ubicados en los estados más pobres (como Chiapas), creció de forma más acelerada que el de los hogares de los estados más ricos (como CdMx), llegando a representar el ingreso promedio de esta última 2.2 veces el ingreso de la primera en 2022 en comparación con las 3.0 veces que lo hizo en 2018. En este resultado, coadyuvaron tanto las transferencias directas, como las obras de infraestructura realizadas en la región del sureste bajo la 4T.

No estamos ante un proceso acabado; hay que reforzar las acciones exitosas y crear estrategias para atender asuntos pendientes. La pandemia retardó el modelo de salud planeado como una prioridad; ahora habrá que impulsarlo de manera rápida y ordenada.

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