El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) se despidió del caso Ayotzinapa y exhibió a las Fuerzas Armadas al señalar que el Ejército tuvo conocimiento en tiempo real de los hechos y que la Marina torturó a detenidos cuya declaración se utilizó para construir la “verdad histórica”; además indicó que el extinto Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) ocultó su participación en los interrogatorios.

Carlos Beristain y Ángela Buitrago, los dos especialistas de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que continuaron el seguimiento de la investigación de la FGR, se van de México frustrados y al límite de lo que “es posible investigar”, debido al ocultamiento de información y al “cúmulo de información falsa, alterada, modificada” de diversas dependencias.

“El ocultamiento y la insistencia en negar cosas que son obvias impiden tener la verdad y, por tanto, avanzar en esa misma dirección. El GIEI ha llegado a este informe al límite de lo que se ha podido investigar como asistencia técnica. Para el GIEI se hace imposible continuar su trabajo y, por esta razón, consideramos que si las cosas no cambian, como no han cambiado, damos por terminado nuestro trabajo”, afirmó Carlos Beristain.

En el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, el experto español afirmó que la desaparición de los normalistas se explica por la colusión del Ejército y las fuerzas de seguridad de Guerrero con el narcotráfico y la delincuencia.

“Hay dos condiciones que lo explican: una primera es la colusión con el narcotráfico y la delincuencia organizada de mandos y miembros del 27 Batallón de Iguala; también del 41, con policías y agentes del Estado. Esa colusión con el narcotráfico explica su comportamiento.

“Un segundo factor es la visión contrainsurgente de los jóvenes. Hay mucha información en documentos de Sedena que señala a los jóvenes de ser parte de la guerrilla, con una visión contrainsurgente”.

Refirió que si bien no hay información de que la Marina participó la noche del 26 de septiembre sí lo hizo posteriormente con la detención y tortura de implicados, cuya declaración se utilizó para construir la llamada “verdad histórica”.

“Sabemos que miembros de la Marina detuvieron y torturaron a varios detenidos y con base en esa tortura se hizo la llamada versión histórica, con base en esas declaraciones, junto con SEIDO y la PGR. Tuvimos información de que realizaron un operativo de inteligencia, de carácter reservado, días después de los hechos, con un grupo especial de inteligencia del que hasta ahora no hemos conocido casi nada, llevando a cabo detenciones y torturas con el que hemos identificado la muerte de dos personas en esos operativos, no se sabe quiénes son”, aseveró.

Fuentes federales respondieron que la Semar está atenta a la información revelada y dispuesta a contribuir con las autoridades de la Unidad Especializada en Investigación y Litigación del Caso Ayotzinapa.

Beristain agregó que, al igual que la Defensa Nacional, la Marina también monitoreó comunicaciones, además de que por otra fuente confirmaron que en los operativos del grupo especial de marinos hubo dos muertos.

En tanto, Ángela Buitrago presentó un análisis de los movimientos y comunicaciones que mantuvieron elementos del Ejército que estuvieron presentes en los hechos de Iguala, lo que contrarrestó la información proporcionada por la Secretaría de la Defensa Nacional.

Buitrago precisó que la Sedena tuvo comunicación con el C4 de Iguala, con el secretario de Seguridad de Iguala, con el 27 Batallón de Infantería, con la comandancia de Iguala, con la policía ministerial de Iguala, con la comandancia de Cocula, con la policía municipal de Iguala, con el Ayuntamiento de Iguala, con la Novena Región Militar, con la 35 Zona Militar, con el comandante coronel del 27 Batallón y con soldados del sistema de inteligencia militar.

“Con una intensidad de comunicaciones relevante, es decir, por el solo hecho del número de comunicaciones, se sabía que la alerta era clara y había comunicación permanente entre estos elementos”.

Respecto al papel del extinto Cisen, Beristain afirmó que se sabe que hizo un seguimiento completo de la actuación de los estudiantes y descubrieron que uno de sus agentes estuvo presente en la calle Juan N. Álvarez, uno de los escenarios donde se dio la desaparición.

Refirió que el Cisen ocultó su participación en detenciones e interrogatorios sobre el caso. “El informe muestra los distintos niveles de implicación y responsabilidad de todas las corporaciones del Estado en la desaparición de los jóvenes”, puntualizó Ángela Buitrago.

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