Sin imaginarlo, la Universidad Nacional entró al paro de actividades más largo de su historia por un cuestionable aumento en sus cuotas anuales.

La huelga de 1999 cumple hoy 25 años, en protesta por el plan Sociedad solidaria, Universidad responsable, propuesto por su entonces rector, Francisco Barnés de Castro.

Cientos de alumnos apoyaron el paro de actividades para detener las propuestas de Rectoría, pero después de 10 meses sin clases, se solidarizaron con las nuevas autoridades universitarias para que la huelga terminara.

Pretendían subir la cuota de 20 centavos a 2 mil pesos

El 11 de febrero de 1999, el rector Francisco Barnés de Castro presentó la propuesta Sociedad solidaria, Universidad responsable, una reforma al Reglamento General de Pagos que establecía nuevas cuotas de inscripción.

EL UNIVERSAL publicó en su primera plana del 12 de febrero, que la entonces tarifa obligatoria de 15 centavos para preparatoria y de 20 para licenciatura aumentaría a mil 360 pesos y 2 mil 40 al año, respectivamente, según la propuesta de la autoridad.

Barnés de Castro puso a consideración de consejos técnicos su plan de cuotas, sin dialogar con representantes estudiantiles. El rector aseguró que el aumento ayudaría a “sostener tareas fundamentales” universitarias, sin depender por completo del presupuesto público.

Organizaciones como el Consejo Estudiantil Universitario, la Red de Estudiantes Universitarios y el Comité Estudiantil Metropolitano anunciaron movilizaciones contra la reforma y así comenzó el volátil camino hacia la huelga.

A pesar de los cuestionamientos e inconformidad del alumnado, el Consejo Universitario aprobó la reforma el 15 de marzo de 1999, en privado y sin dialogar con estudiantes, lo que aumentó el rechazo a Barnés de Castro.

Tras algunas protestas, comenzó a barajarse la posibilidad de huelga, sobre todo con el secretismo de las autoridades y su negativa a la participación estudiantil. En palabras de Carlos Ramírez, columnista de este diario, “el diálogo sobra con un rector que nunca quiso dialogar”.

Los estudiantes exigían la inmediata derogación del nuevo Reglamento General de Pagos y vieron al entonces rector como su peor enemigo.

En la reunión del 7 de abril de 1999 se confirmó el paro total de actividades académicas y recreativas en la UNAM, a menos que las autoridades académicas cesaran su vejación contra la educación gratuita y que Francisco Barnés de Castro entablara un diálogo con los estudiantes.

Así, 26 de las 36 instituciones universitarias confirmaron el paro y expusieron un pliego petitorio de seis puntos: primero, la inmediata cancelación de las cuotas establecidas por Barnés de Castro; segundo, la derogación del reglamento de exámenes e inscripciones de 1997.

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