En medio de una gran tormenta política como resultado de la captura y posterior aceptación de cargos por los delitos de enriquecimiento ilícito y lavado de activos de su hijo mayor, Gustavo Petro cumple su primer año como mandatario de Colombia.

Elegido como el primer presidente de izquierda en la historia de ese país, o el primer gobierno popular en la historia de Colombia, como prefiere definirlo el propio Petro, ha tenido que enfrentar un inicio de gobierno con muchas presiones políticas, económicas y sociales, con logros y desaciertos.

Lejos de todos los vaticinios catastrofistas de los sectores de la ultraderecha para el país, que creyó mucha gente y que hablaban de venezolanizar la nación, de la peligrosa amenaza del castrochavismo, con fuertes temores de diferentes sectores políticos y económicos que vaticinaban inestabilidad y fuga de capitales, que se perderían empleos, que subiría el dólar y que sería la debacle económica, nada de esto ocurrió. Por el contrario, se logró una ambiciosa reforma tributaria que puso a pagar más impuestos a los grandes capitales, en materia económica se redujo la inflación, que hoy ronda el 12%, disminuyó el desempleo, que ha logrado situarse en 9 por ciento según datos oficiales, también erradicó excesivos subsidios a la gasolina y a las pensiones altas en busca de reducir el déficit fiscal, que efectivamente viene bajando. Tampoco hubo la huida de la inversión extranjera del país ni entró en crisis el sistema cambiario como se aseveraba.

Por otro lado, deben destacarse los logros en materia social; la apertura de un sector de igualdad y equidad social, que por primera vez el país tiene una agenda realmente concentrada en luchar contra la desigualdad, también está el énfasis en el aumento de inversiones estatales en educación, salud, vivienda social y reforma agraria. La paz total, el gran objetivo de este gobierno, logró un cese al fuego de seis meses con el ELN a partir del 3 de agosto de 2023, así como el inminente comienzo de conversaciones con una de las disidencias de las FARC y logró la disminución en el asesinato de líderes sociales y firmantes de la paz. Luego de un año, el gobierno está buscando dejar atrás un pasado de tantas décadas de violencia, discriminación y explotación. Otro logro es en materia ambiental, pues el Congreso aprobó por iniciativa oficialista la entrada de Colombia al Acuerdo de Escazú, un tratado internacional para la protección del medio ambiente que ha contado con el apoyo del gobierno norteamericano. En temas internacionales se reactivaron las relaciones económicas y políticas con Venezuela, se volvió a tener protagonismo en la región, se dinamizó la relación con Estados Unidos, se activó la presencia en UNASUR y CELAC, entre otros.

Pero los problemas no han sido pocos para el presidente Petro. Las dificultades en el manejo de su gabinete, las confrontaciones de algunos ministros con el Legislativo, los líos políticos y jurídicos de algunos de sus funcionarios, el choque con los sectores productivos, el no tener mayoría en el Congreso y el no lograr el consenso para las reformas en el campo de la salud y lo laboral, han dificultado poder cumplir sus promesas de campaña.

De esta manera son grandes los retos que esperan al presidente colombiano para sus próximos tres años. Quizás lo más difícil sea la capacidad de gobernabilidad por lo sucedido con la captura y enjuiciamiento de su hijo, que le llevará a estar a la defensiva la mayor parte del tiempo, ante una oposición unida y radicalizada en no permitir que sus propuestas de cambio se lleven a cabo. En materia económica los retos no son pocos, pues si bien es cierto los indicadores son favorables, nada garantiza que permanecerán igual. En el campo de lo social tendrá que mostrar resultados contundentes en disminución de la pobreza, la equidad social, pues las mayorías que votaron por él esperan eso. En lo político se avecinan las elecciones regionales de octubre donde la oposición lidera las encuestas. La paz total, que es su mayor objetivo, puede ser también su mayor problema, porque no se ha podido implementar lo que se acordó entre el gobierno del presidente Santos y las FARC, así como por todos los actores y los intereses que hay en juego.

El presidente Gustavo Petro tiene como su lucha principal ser el gobierno del cambio y, en un país tan sufrido por la violencia donde durante décadas esos cambios políticos, económicos y sociales no se han dado, hacen creer a muchos que se pueden llevar a cabo y, si no, por lo menos se deje abierto el camino para lograrlo algún día.

Investigador del CIALC-UNAM

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