La proclama “Panamá para los panameños” enarbolada por un grupúsculo local que en algunas ocasione, emerge en actos públicos para repudiar la creciente presencia de extranjeros, parece contradictoria en un país multirracial con una historia que exhibe una intensa fundición entre las más diversas etnias de americanos, asiáticos, africanos o europeos.

Por su masiva presencia en Panamá, los venezolanos son el blanco de actos visibles de repudio, pero también de acciones que ocurren en la privacidad de un trabajo en una empresa o a bordo de un taxi y con un taxista enfurecido con… una venezolana.

“Un taxista me escupió y me insultó”, contó la venezolana Estefany Pedraza, de 24 años y con tres de vivir “sin graves problemas” en este país. Por eso, de inmediato aclaró: “A Panamá le agradezco todo. Lo más duro fue dejar a mi familia y más cuando uno es joven. Fue muy triste el día que salí de Venezuela. Pero ya en Panamá, me acoplé muy rápido”.

En una plática con EL UNIVERSAL en el restaurante capitalino donde labora como cajera y mesera por las noches, porque en las mañanas y tardes trabaja en una firma de bienes raíces, Pedraza relató que a los seis meses de haber llegado a esta nación sufrió un incidente. “Como siempre hacía al final de la tarde al salir de mi apartamento para ir a trabajar a un hotel, abordé un taxi y le pedí que me llevara al hotel. El servicio siempre me costaba dos dólares y medio. El taxista me llevó cerca del hotel. Saqué los dos dólares y medio y se los entregué. De pronto él se enojó y me dijo que era más. Me dijo que ahora no quería mi dinero. Me agarró de mi abrigo y no me soltó”, recordó esta venezolana oriunda del occidental estado de Táchira.

Y narró: “Eran como las 6:00 de la tarde y llovía mucho. Abrí la puerta para salir. Pero el hombre me agarró mi abrigo y me dijo: ‘Usted se va conmigo. Métase’. Intentó meterme a la fuerza al carro. Le grité que me soltara. No sé ni cómo me pude quitar el abrigo y salir. El taxista me gritó: ‘Fuera de mi país, maldita venezolana’. Y me escupió. Me puse a llorar y salí corriendo hacia el hotel. Allí me auxiliaron. Fue horrible”. Pedraza admitió que los venezolanos en Panamá sufren por esta y otras situaciones similares, como el acoso sexual laboral, pero insistió en que son hechos aislados. “Todos los venezolanos tenemos que contar de más lindas experiencias que vivimos a diario en Panamá”, sentenció.

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