Un tribunal turco decretó libertad con cargos para 10 de los 11 activistas de derechos humanos que están siendo juzgados por supuesta colaboración con grupos terroristas, entre ellos los responsables de la rama turca de la organización humanitaria Amnistía Internacional (AI).

Entre los liberados se encuentran el alemán Peter Steudtner, el sueco Ali Gharavi y la turca Idil Eser, directora local de AI.

Ellos están acusados, junto con otros ocho defensores de derechos humanos, de “pertenecer a una organización terrorista armada” o “apoyo a organizaciones terroristas armadas”.

El juicio se reanudará el 22 de noviembre y podrían enfrentar una pena de entre 10 y 15 años si son encontrados culpables.

Un abogado de los europeos declaró que sus clientes planeaban dejar el país lo antes posible.

Al menos uno de los ciudadanos turcos acusados deberá ser sometido a controles y limitaciones judiciales. En tanto, el presidente de AI en Turquía, Taner Kilic, continuará detenido y enfrenta otra acusación.

La fiscalía pidió ayer, en el comienzo del juicio, que los acusados, detenidos bajo sospecha de terrorismo el 5 de julio, fueran eximidos de cumplir prisión preventiva.

Todos fueron detenidos durante un taller en una isla próxima a Estambul. Steudtner y Gharavi estaban invitados al encuentro, que abordaba la seguridad digital y superación de situaciones de estrés.

El 18 de agosto, un tribunal en Estambul dictó orden de prisión preventiva contra ellos dos y otros acusados. Tanto el activista alemán Steudtner como su colega Gharavi se declararon inocentes en el juicio.

“Nunca en mi vida he apoyado a ninguna organización miliciana o terrorista”, insistió Steudtner. “Me declaro no culpable de todos los cargos y pido mi puesta en libertad inmediata e incondicional”.

Gharavi dijo desconocer las organizaciones terroristas con las que se le vincula y pidió su “liberación inmediata e incondicional de esta situación de tortura”. Explicó que como niño había resultado traumatizado por su huida de su país de origen, Irán, y que le llevó años superar ese trauma.

En la corte, Eser insistió en que era sometida a juicio por su trabajo en defensa de los derechos humanos. “No hice nada que lamentara”, aseguró la directora local de AI.

Alemania y Suecia habían pedido a Turquía la liberación de los activistas, mientras que AI dijo que los cargos eran “absurdos” y buscaban silenciar las voces críticas.

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